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El semidesconocido Donald, líder en la primera jornada del Masters de Augusta

Un estadounidense semidesconocido, Mike Donald, es el primer líder del Masters de golf de Augusta después de haber realizado ayer la vuelta de su vida: 64 golpes (ocho bajo par), los mismos que constituyen la mejor marca en este campo de su compatriota Jack Nicklaus, en 1965, y a uno tan sólo del récord, en posesión del surafricano Nick Price desde 1986. Tras él se encuentran los también norteamericanos John Huston, con 66, y Peter Jacobsen, con 67. José María Olazábal concluyó con 72 golpes, y Severiano Ballesteros, con 74, después de haber cubierto la mayor parte de su recorrido por debajo del par.

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Los 'pares 5'

Donald no es ningún principiante. Tiene 34 años de edad y está integrado en el circuito de su país desde 1980. Hasta 1989, sin embargo, no fue capaz de lograr su primer triunfo en él. Su victoria en el torneo de Williamsburg (Virginia) fue el premio menor a su perseverancia. El gordo de la lotería le podría tocar si resistiera al frente del Masters. Pero, en cualquier caso, ya se ha regalado la satisfacción de convertirse por un día en su centro de atención. Ocho birdies en los hoyos 4, 5, 6, 8, 9, 10, 12 y 15, le colocaron al nivel de Nicklaus en 1965 y del australiano Greg Norman en 1988. Si hubiese sumado uno más en el 18, en el que pateó desde el antegreen sin que ni siquiera su caddle hubiera retirado la bandera y dejó la pelota a menos de un palmo del agujero, incluso habría igualado la tarjeta de 63 golpes que Price firmó en 1986.Ballesteros se había propuesto "aprovechar más" que en ocasiones recientes los pares 5 de Augusta. En su criterio, una de las claves de su pretendido éxito en esta competición pasa por ello. En el primer recorrido su intención se cumplió a medias, ya que obtuvo dos de los cuatro birdies posibles, en el 2 y el 13, pero no en el 8 y el 15. En el primero de ellos, por cierto, demostró una vez su habilidad para sacar la pelota de la arena al colocarla a unos cuatro metros de su objetivo, desde donde acertó. A aquéllos añadió otros en el cuatro, cuando su bola coronó con suspense una subida y se deslizó luego muy despacio hasta el agujero, y el 7.

Los putts no ayudaron al cántabro, en cambio, en el 3, el 9, el 10 y el 18 para eludir los bogeys. En éste, eso sí, ya se sentía descorazonado por lo que le había ocurrido en el 16, en el que la inclinación del green le engañó varias veces y no pudo evitar un doble bogey. Menos mal que el Barcelona, el equipo de fútbol de sus amores, se había adjudiado poco antes la Copa del Rey.

Olazábal cumplió con el par del campo. No le ganó ningún golpe, pero tampoco lo perdió. Eso le sirve para mantenerse a la expectativa. Ayer supo conservar fría la cabeza y superar sus reveses iniciales. En el hoyo 3, en efecto, incurrió en un bogey por culpa de una equivocación al elegir el palo para alcanzar el green. Pensó que el viento en contra contribuirá a frenar su pelota, pero, de improviso, cesó de soplar, lo que supuso que se pasara mucho. En el 5 cometió el segundo al fallar un putt desde unos dos metros. Su recuperación se produjo en el 8 y el 15 con sendos birdies, el primero de ellos tras una espléndida aproximación a ciegas a causa de los montículos que ocultaban la bandera desde su perspectiva.

Fracaso de Norman

El gran fracasado de la jornada fue Norman, que terminó con 78 como consecuencia de la desproporción entre su único birdie y sus siete bogeys.A parte de los europeos, entre los que el defensor del título, el inglés Nick Faldo, totalizó 71 golpes, las apuestas particulares de Ballesteros miraban al desdichado Norman y a los norteamericanos Curtis Strange, el ganador de las dos últimas ediciones del Open de Estados Unidos, y Mark Calcavecchia, el vencedor del pasado Open Británico. Aquél respondió de lo que él se esperaba al finalizar con 70. Calcavecchia tuvo un comienzo espectacular y llegó a ir con tres bajo par, pero sus lanzamientos se fueron torciendo y concluyó con 74.

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