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Tribuna
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La fotografía

García Damborenea ha dicho que la reunión de Madrid entre presocialistas y postsocialistas ha sido un montaje. Es cierto. Y no creo que en este caso la palabra tenga una significación peyorativa si este montaje no se ensimisma y es el primero en una cadena de montajes hacia un proyecto político real. Refundar la Internacional Socialista (IS) debería ser algo más que un montaje falsamente internacionalista para que salgan las cuentas de las hegemonías nacionales..., por el procedimiento de que Occhetto le haga luz de gas a Craxi, y Felipe González, a Anguita. De momento, lo más negativo de la reunión de Madrid ha sido la pequeñez provinciana con que se ha utilizado para el ajuste de cuentas ibérico, en contraste con la grandilocuencia universalista del proyecto. Hacer todo ese montaje para que, Izquierda Unida no salga en la fotografía me parece un despilfarro histórico mezquino.Y es evidente que la única oportunidad de acción de izquierdas con estrategia universal pasa por una IS realmente unitaria, sin las connotaciones sucursalistas con el marco universal prefigurado por el capitalismo y la política de bloques. O la IS reconstruye un discurso histórico más acá de Yalta y Malta o seguirá siendo una sociedad de socorros mutuos de progresistas entre la falsa y la mala conciencia: la falsa conciencia la aportaría Carlos Andrés Pérez, y la mala conciencia, Lafontaine. Recurro precisamente al apellido del líder de la SPD porque me parece el heredero más nítido de la significación de Willy Brandt, y es positivo que, en estos momentos, Lafontaine pueda dirigir un proceso de clarificación del socialismo democrático, indispensable cuando se oscurece definitivamente el llamado socialismo real. Pero políticos socialistas como Lafontaine deberían guardarse de la frivolidad de una Internacional estrictamente fotográfica, falsamente urdida para crear un club de poetas ni muertos ni vivos. Simplemente fotogénicos.

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