El peligro americano
Narcís Andreu, presidente de Iberia, apuesta por acuerdos europeos contra la invasión estadounidense
El 15 de marzo de 1985, Narcís Andreu accedía a la presidencia de Iberia. Un ejecutivo casi desconocido, miembro del PSOE, que había permanecido 30 años en el exilio, se hacía cargo de una empresa sumida en números rojos. En estos años, tras crearse un holding, Iberia suma beneficios. Su nuevo reto es alcanzar acuerdos de colaboración con compañías europeas para enfrentarse a la competencia de las norteamericanas en su asalto al mercado europeo.
El único accionista de Iberia, el INI, tuvo que desembolsar para sanear la empresa un total de 90.000 millones de pesetas con los que hacer borrón y cuenta nueva, para dejar la gestión de la empresa sin el lastre de un endeudamiento ni de las pérdidas acumuladas. Se salía también definitivamente en esos momentos de una dura crisis generalizada, impuesta por el precio del queroseno, que barrió las cuentas de resultados. de casi todas la compañías aéreas.Durante este período Andreu ha tenido que hacer frente fundamentalmente a dos miuras. Uno, la renovación parcial de la flota, que le estaba ya esperando en el chiquero cuando tomo la alternativa y que recientemente ha originado conflictos por posibles tráfico de influencias. El otro, las reivindicaciones de los responsables del mantenimiento de aviones, agrupados en ASETMA lo lidió el año pasado, con un coste importante que le ha deslucido el ejercicio, ya que las pérdidas originadas por la huelga. de este colectivo se sitúan entre 10.000 y 11.000 millones pesetas, según estimaciones de la propia compañía, a la espera de la auditoría que realiza Arthur Andersen.
Para el presidente de Iberia es significativo el vuelco que ha tenido la cuenta de resultados y achaca a los operarlos de ASETMA y a la caída del turismo, el descenso de beneficios del año pasado, cifrados en 6.200 para Iberia y en 2.200 para Aviaco.En total, las pérdidas acumuladas entre 1979 y 1885 fueron de 84.169 millones de pesetas, mientras que entre 1986 y 1989 se han acumulado beneficios por valor de 51.717 millones de pesetas. Tal vez, uno de los factores que más ha influido ha sido la creación de un holding entre Iberia y Aviaco, según Andreu.
Este cambio de signo en los resultados y la psicosis de privatizaciones que parecía invadir a la Administración española llevó a los responsables del INI y de Iberia a plantearse la incorporación de la compañía en el mercada bursátil español hace dos años. Sin embargo los acontecimientos posteriores, tando bursátiles como la evolución del transporte aéreo, han desaconsejado esta operación. Lo que más le interesa a Andreu ahora es la consolidación de acuerdos de colaboración con otras compañías europeas. De hecho, ya se entablaron negociaciones entre Lufthansa, Air France y la propia Iberia para desarrollar proyectos conjuntos contemplándose también la integración de todas en una gran compañía. De momento, tal como reconoce Andreu, los contactos están encaminados a entablar colaboración en zonas neutras: mantenimiento, intercambio de ejecutivos, movilidad de equipos, especializaciones, unificar las flotas, repartirnos los mercados de larga distancia...
Y Andreu se lamenta del tabú que supone para ello ser compañía de bandera. Para el presidente de la compañía española si se supera eso se podrá contemplar la posibilidad de alcanzar acuerdos de mayor alcance antes del año 2000. El objetivo es frenar la penetración de compañías nortemericanas, cuya amenaza es ya un hecho latente en el sector.
El síndrome de las cifras
"Un punto de diferencia en el coeficiente de ocupación de los aviones supone entre 3.000 y 4.000 millones de pesetas en la cuenta de resultados", según el presidente de Iberia, por lo que no es de extrañar que en pocas empresas como en ésta no se escatimen los esfuerzos en controlar todas las variables posibles con alguna incidencia en la gestión de la misma.El mar de cifras en el que se mueven los directivos de estas compañías es abrumador. Y junto a los resultados económicos obtenidos durante el lustro de su mandato, en el que se han trasportado 75 millones de pasajeros, Narcís Andreu se muestra orgulloso de otro tipo de parámetros entre los que destaca la diferencia entre el incremento de las tarifas de Iberia y el índice de precios al consumo. Sin ir mas lejos, en 1989 el precio de los billetes aumentó un 3% mientras que la inflación oficial lo hacía un 6,9%. Y durante los últimos cuatro años, las tarifas han crecido en un 17,5%, con una inflación acumulada del 25,6%.
Otro de los logros con los que se siente más satisfecho es la mejora del coeficiente de ocupación que en 1985 fue del 76,69% en Iberia, mientras que la media de las compañías inscritas en la asociación europea era del 84,02%. Tres años más tarde la ocupación de Iberia era superior a la media de las empresas integradas en AECA (83,11% frente a 80,97%).
En otro orden de cosas puede añadirse que el 35% de los costes corresponden a personal, habiéndose perdido el tren de la subcontratación. Los costes fijos se extienden hasta el 70%. Los ingresos por mercancías son sólo el 11%.
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