La instituciones públicas se gastarán 18.000 millones en beneficio del baloncesto español
Diferentes instituciones públicas invertirán 18.000 millones de pesetas para construir 10 canchas de baloncesto y ampliar la capacidad de otras dos en la Primera División. Sin embargo, recientes encuestas demuestran que el aficionado al baloncesto sufre una alta dependencia de la televisión. Una encuesta realizada hace poco por encargo de la Asociación de Clubes (ACB) demuestra que el 53,6% de quienes siguen la Liga por televisión no ha acudido nunca a una cancha, y sólo el 4% de la audiencia televisiva de este deporte va frecuentemente a las canchas. El baloncesto, pues, se ha convertido en todo un fenómeno televisivo.
Los pabellones de los 24 clubes que forman la máxima categoría del baloncesto español aumentarán su aforo en un 24,3% el próximo año, una vez que se hayan estrenado los 10 nuevos recintos previstos y las obras de ampliación de dos de las canchas ya existentes. Diferentes instituciones, principalmente ayuntamientos, invertirán en ello más de 18.000 millones de pesetas. Durante la presente temporada, la media de aforo de los pabellones es de 5.547 personas por club, mientras que la media de asistencia a los partidos fue, según datos de la ACB, de 3.089 espectadores por partido, después de la 15 Jornada de Liga. La próxima temporada el aforo medio de los pabellones españoles será de 6.895 personas. En la Liga italiana, la más poderosa de Europa, la media de aforo de las 32 canchas de la máxima división es de 5.334 personas y durante la pasada temporada la media de asistencia fue de 3.243 espectadores por partido En la NBA norteamericana, la media de asistencia fue de 15.088 espectadores por partido, mientras que en la actual edición de la Copa de Europa se supera el pro medio de 5.800 espectadores por partido. España, sin embargo, se encuentra ante una clientela potencial, como es la que sigue a través de la televisión las competiciones de baloncesto, clientela que se resiste a acudir a las canchas de juego. La velocidad con la que se están construyendo o adecuando las diferentes canchas aumentará de forma vertiginosa en los próximos meses. En muchos casos se ha pasado de la nada, de jugar al aire libre y sin gradas, a una situación ya respetable. En otros, se ha conseguido pasar al usufructo de instalaciones que merecen grandes calificativos.
Expectativas La nueva normativa de la ACB en cuestiones de infraestructura ha influido de forma directa o in directa en la construcción o re forma de algunos de estos pabellones. El principal requisito de la misma es que todos los clubes deben disponer de recintos con una capacidad mínima para 5.000 personas y se impone una unificación de la infraestructura de todos ellos. Los casos del Real Madrid y el Estudiantes son el mejor ejemplo de las expectativas que confieren los nuevos pabellones. De unas medias de aforo no superior a 3.000 espectadores, los dos clubes madrileños han pasado, tras su traslado al pabellón de la Comunidad Autónoma con capacidad para 11.000 personas, a más de 6.000 espectadores por partido y a unas recaudaciones cinco veces mayores de las que conseguían anteriormente.
El Ram Joventut ya se ha asegurado, antes de cambiar de pabellón, un aumento espectacular de nuevos socios y de público. El equipo badalonés cubre con sus 5.000 socios el aforo de su pabellón. Antes incluso de que empezasen las obras de construcción de su nueva cancha, 1.500 personas ya habían solicitado ser socias el próximo año. Algo parecido sucede en Huesca.
La otra cara de la moneda es el BBV. El equipo de la sierra madrileña y el Ayuntamiento de Collado Villalba han pedido a la AC13 que les exima de la exigencia de contar con un nuevo pabellón. Fernando Barcia, gerente del BBV, argumenta: "No llenamos nuestro pabellón actual ni siquiera cuando nos visita el Real Madrid". La diferencia de criterio entre Ayuntamiento y club son acentuadas en Vitoria. El presidente del Taugrés, Josean Querejeta, reclama la construcción de un nuevo pabellón, pero el Ayuntamiento prefiere ampliar el actual recinto de Mendizorroza.
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