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El 51% de los británicos quiere que Thatcher deje la actividad política

La impopularidad de Margaret Thatcher continúa subiendo como la espuma y ya ha sobrepasado la barrera del 50% de rechazo, según el último de una serie de sondeos que machaconamente hacen pintar bastos para los conservadores. El 51% de la población, de acuerdo con ese estudio, quiere que la primera ministra desaparezca del panorama político ahora mismo, porcentaje que, si se une al 14% que le concede de plazo hasta las próximas elecciones, coloca a Thatcher como la enemiga de dos de cada tres electores.

Los laboristas gozan ahora de una ventaja de 21 puntos sobre sus rivales, algo nunca visto desde 1971, y el calendario de las próximas semanas indica que esa tendencia va a reforzarse. Un sondeo de opinión realizado el pasado fin de semana -cuando sobre los laboristas pesaba la amenaza de su asociación con las protestas violentas contra el impopular nuevo impuesto municipal y las acusaciones contra el líder sindical Arthur Scargill- muestra que la aversión hacia Thatcher y su política es en estos momentos superior, y sigue aumentando, a todo lo negativo que pueda asociarse con el Partido Laborista.Los laboristas consiguen para sí el apoyo del 52% de la población, mientras los conservadores han de conformarse con el 31%, una diferencia de 21 puntos que ha llevado a los analistas a consultar la historia y comprobar que no hay precedentes de victoria electoral de un partido que ha caído más de 20 puntos en el aprecio popular por debajo de su más directo rival, sin el factor distorsionador de los partidos de centro.

Los conservadores dan cada vez mayores muestras de desasosiego, y la dirección del partido ha tenido que recurrir al vicelíder, lord Whitelaw, retirado de la vida política activa, en un intento de que su senatorial consejo llegue a las bases. "Hay que mantenerse unidos", ha dicho el anciano político. Su llamamiento se produjo a las pocas horas de que 32 parlamentarios conservadores votaran contra su Gobierno en una enmienda sobre la ley de Sanidad y Seguridad Social que deja desprotegidos a decenas de miles de ancianos. Thatcher fue derrotada por primera vez en esta legislatura con el concurso de sus propios correligionarios, aunque más tarde los conservadores deshicieron el entuerto y se comprometieron a considerar los puntos de vista de los ganadores.

La continua campaña no explícita del ex ministro Michael Heseltine, que mantiene una exquisita compostura con respecto a Thatcher, por el liderazgo tory es un elemento de división más que polariza a los conservadores.

Una elección parcial que ha de celebrarse la próxima semana en el centro del país, en terreno firmemente thatcheriano, tiene todos los visos de convertirse en un desastre para los conservadores británicos.

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