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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La apuesta italiana

EL INTERÉS suscitado en la opinión pública internacional por el congreso celebrado en Bolonia por el Partido Comunista Italiano (PCI) ha sido enorme. Ello se explica por el carácter absolutamente excepcional de este congreso: en un momento en el que el comunismo se hunde en el mundo, el partido comunista más fuerte de Occidente (27% del electorado en las elecciones europeas de 1989) realiza un esfuerzo sin precedente por convertirse en otra cosa: decide abrir un "proceso constituyente" para crear "una nueva organización de izquierdas". Se han dado casos en la historia de partidos que se han disuelto; también de partidos que se han fusionado para crear uno nuevo. Pero la autotransiforin ación a la que se ha lanzado el PCI es un hecho sin precedente. ¿Tendrá éxito? ¿Será de verdad algo nuevo lo que salga de esta delicada operación? Tales preguntas han estado en la profundidad de los agitados debates de Bolonia.La iniciativa de Occhetto, provocada sin duda por la necesidad de impedir un naufragio, se presenta como una inteligente ofensiva enfilada a cambiar el cuadro político -hegemonía de la Democracia Cristiana- en el que Italia se mueve desde hace 45 años. El discurso de Occhetto, traducido a un lenguaje quizá excesivamente pragmático, podría ser el siguiente: ya que no podemos seguir siendo comunistas, aprovechemos este cambio para abrir la ruta al poder a unos proyectos progresistas que, a causa del marchamo maldito del marxismo, se quedaron siempre en ilusiones y proyectos. Por eso, Occhetto presenta una novedad radical para Italia, y para Europa.El éxito de su estrategia crearía la posibilidad de una alternativa de poder de izquierdas en Italia. Esto se produce, además, en un momento en que, en el Reino Unido, con la crisis del Partido Conservador, y en la RFA, con el debilitamiento de Kohl, se perfilan perspectivas de avances de la izquierda. ¿Podría la Europa del hundimiento del socialismo real ser a la vez la de un progreso importante de los partidos socialdemócratas en Occidente? Parte de la respuesta a este interrogante depende de la fase abierta en Bolonia en la historia del PCI, y cuyo horizonte es su paulatina socialdemocratiz ación y su ingreso en la Internacional Socialista.

Al trazar estas perspectivas, Occhetto ha demostrado su capacidad de dar respuestas nuevas a problemas que afectan a las democracias occidentales. Al poner el acento en los límites del partido político, no sólo rompe con la cultura totalizante que el movimiento comunista ha recibido del modelo soviético -el partido como encarnación de la verdad histórica y, por lo tanto, propenso al ejercicio dictatorial del poder-, sino que denuncia también el modelo italiano de lottizazione (reparto de cuotas de poder) de las instituciones por los partidos políticos, fuente de corrupciones y perversidades que tienen en la Mafia su expresión más explosiva. Que los partidos hagan política; que instituciones moralmente limpias y profesionalmente aptas administren. Verdad elemental, pero revolucionaria en la Italia de hoy. Y no sólo en Italia.

Esta nueva posibilidad de alternativa en la política italiana representa obviamente un desarlo para Craxi, quizá una amenaza. Su reacción ha sido hasta ahora ambigua, aunque durante el congreso de Bolonia ha manifestado una actitud más favorable. En todo caso, además de razones específicamente italianas, Craxi no puede prescindir del evidente deseo del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) y de los socialistas franceses de que la fuerza representada por los comunistas italianos se integre en la Internacional Socialista. Sobre todo en un momento en que los problemas de Europa del Este se colocan en primer plano.

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Por eso, el gran obstáculo al proyecto de Occhetto radica en el sector (un tercio del partido) que, encabezado por Pietro Ingrao, se opone a transformarse en "nueva fuerza de izquierdas". Su oposición en Bolonia ha sido dura. El propio Ingrao -cuya imagen histórica ha estado asociada a las batallas teóricas de altura, no a la politiquería de pasillos- se ha dejado arrastrar por la dinámica de la lucha de corrientes, instrumentalizando incluso temas esenciales de política internacional para debilitar a Occhetto. Pero el efecto de los métodos empleados por los partidarios del no se ha vuelto contra ellos. Occhetto ha demostrado que sabe utilizar con habilidad los recursos de la táctica. Si el congreso dio un espectáculo de división apasionada después del discurso de Ingrao, se unió, en cambio, en aplausos unánimes cuando Occhetto terminó su discurso de conclusión. El abrazo de Ingrao fue un gesto cargado de significado: reconocimiento de un liderazgo que había parecido poner en duda el día anterion Y, sobre todo, demostración de voluntad unitaria, fundamental para que el PCI pueda afrontar en las mejores condiciones las elecciones administrativas del próximo mes de mayo.

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