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El sistema de los 'homelands' negros se derrumba

Uno de los pilares fundamentales del apartheid, los homelands o seudoestados negros surafricanos, empieza a desmoronarse. Desde que, hace 35 días, el presidente Frederik de Klerk anunció la legalización de los movimientos políticos negros y la liberación de Nelson Mandela, más de 200, personas han resultado muertas, en un baño de sangre que se ha extendido por todo el país. El Gobierno de Pretoria ha anunciado su disposición a mandar tropas al homeland de Bophuthatswana para mantener el orden.

En los homelands, los seudoestados negros, creados y reconocidos sólo por Suráfrica, comúnmente considerados como los hijos bastardos del aparthe¡d", los nuevos políticos de Pretoria han ofrecido un horizonte de reintegración con el resto del país y el fin de la corrupción, la pobreza y el nepotismo. En Transkei y Ciskei el Ejército controla la situación y los nuevos líderes se alinean con el ANC. Otros tres homelands -Kangwane, Lebowa y posiblemente Qwaqwa- parecen tomar el mismo camino.Esta semana, Lucas Mangope, presidente del homeland de Bophuthatswana, declaró el estado de emergencia en tres distritos tras los disturbios registrados el miércoles, durante los cuales 14 personas resultaron muertas y otras 500 heridas. Pero Mangope se niega tajantemente a considerar la reincorporación de su homeland a Suráfrica. "Dentro de cien años, Bophuthatswana aún será independiente", dijo. Sus palabras parecían un eco de las del antiguo primer ministro rodesiano Ian Smith, quien dijo que no habría un Gobierno negro en su país en mil años. Cinco años después de aquella frase, Rhodesia se convirtió en la independiente Zimbabue. [El Gobierno surafricano está preparado para enviar tropas a Bophuthatswana, correspondiendo a la petición de ayuda lanzada por Mangope, informa Reuter.]

El pasado fin de semana, en el homeland de Ciskei, cayó el líder Lennox Sebe. Al menos 40 personas murieron y comercios e industrias sufrieron enormes daños. Aproximadamente 18.000 empleos se perdieron por los disturbios. Huelgas, sabotajes económicos y violentas manifestaciones han estremecido asimismo a Venda y Gazankulu, donde los manifestantes exigen también la reincorporación a Suráfrica.

La decisión del presidente De Klerk de liberar a Mandela y legalizar el Congreso Nacional Africano han despertado, al mismo tiempo, enormes expectativas entre los negros sin derecho a voto que no podrán ser satisfechas a corto plazo.

El periodista Aggrey Klaaste, redactor jefe del mayor diario negro de Suráfrica, The Sowetan, dijo ya el 2 de febrero, cuando De Klerk anunció su nueva política: "La gente cree que todos sus problemas terminarán. Pero no será así".

El principal diario económico surafricano, Business Day, señaló en su comentario editorial del martes que la expresión política negra ha permanecido amordazada desde 1960, una restricción que ha sido súbitamente suprimida. "Las organizaciones políticas negras son ahora libres, sus líderes están en libertad, generando enormes expectativas en la comunidad negra, especialmente entre la juventud", decía el diario.

La actual violencia, incesante en los homelands y en los suburbios negros de Suráfrica [donde murieron seis personas negras durante la noche del miércoles, según AFP], no parece contar con ningún objetivo ni organización. "Incluso quienes amenazan la estabilidad de los homelands parecen limitarse a aprovechar la situación, no a instigarla", decía Business Day, que pedía disciplina a la policía y tranquilidad en su trato con los manifestantes, y añadía que todo ello suponía un test de liderazgo para Nelson Mandela y las organizaciones negras.

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