Toque de queda en la capital de la República Soviética de Tajikistán
El toque de queda fue declarado ayer en Dusanbe, capital de la República soviética de Tajikistán, después de los desórdenes antiarmenios ocurridos a lo largo del domingo, que han provocado hasta el momento 70 heridos y cinco muertos, según fuentes periodísticas soviéticas. la agencia oficial Tass, que informó del estado de sitio decretado por el Soviet Supremo de la República, no menciona a los armenios, aunque informó de "violación del orden público, manifestaciones de extremismo acompañadas de desórdenes masivos, pogromos, incendios y robos", sin explicar su origen.
[Fuentes periodísticas locales citadas por las agencias France Presse y Reuter indican que al menos cinco personas han resultado muertas y 70 heridas en los incidentes. Un portavoz policial confirmó que la sede del Comité Central del Partido Comunista de Tajikistán fue parcialmente quemado por los manifestantes]El pasado domingo se registró en la capital tajika una manifestación en la que participaron aproximadamente 2.000 personas que protestaban contra la instalación en Dusanbe de miles de armenios provenientes de Azerbaiyán.
Rumores de que se instalaría a los armenios en Dusanbe circulaban desde hacía varios días por la ciudad, pero las autoridades declararon que eran "compIetamente infundados". En conversación telefónica con Eriván, la capital de la República Soviética de Armenia, fuentes nacionalistas informaron ayer a este periódico de que muchos armenios han dejado Dusanbe después de los desórdenes, que comenzaron el domingo por la tarde, después de la manifestación de protesta.
Ayer, día en que se impuso el estado de sitio, hubo otra gran manifestación de tajikos contras "los asentamientos armemos", sin que las autoridades pudieran convencer a los reunidos de que los rumores eran falsos.
El alcalde de Dusanbe, según el servicio de noticias de Radio Moscú, Interfax, aseguró que tan sólo 40 armenios habían llegado a la ciudad y que estaban viviendo con parientes. Interfax reconoció asimismo que en la manifestación del domingo se cantaron consignas antiarmenias.
Refugiados armenios
Los refugiados armenios que han dejado Azerbaiyán desde que comenzaron los enfrentamientos étnicos en aquella república, especialmente por el problema de Nagorno Karabaj, enclave armenio en Azerbaiyán, ya sobrepasan los 100.000. En Bakú, capital de esta república transcaucásica, rige el estado de emergencia desde el pasado 19 de enero, cuando entró el Ejército después de una semana de pogromos antiarmenios.
El problema de dónde instalar a los refugiados es sumamente grave, pero no es de extrañar que los tajikos, que como los azerbaiyanos son musulmanes, no quieran aceptar a los cristianos armenios.
El portavoz del Movimiento Nacional Armenio en Eriván, Alexander Arzumanyan, afirmó que ayer llegaron a la capital armenia tres aviones repletos de refugiados.
El hasta ahora ministro del Interior de Tajikistán, M. N. Navzhuvanov, fue nombrado comandante militar de Dusanbe, según informó la agencia oficial Tass. La agencia no mencionó si en los disturbios hubo alguna víctima mortal, ni se refirió a la intervención del Ejército para frenarlos. Tajikistán es una república soviética que está situada en Asia Central y tiene fronteras con Afganistán y China. Tiene una población de unos cinco millones de habitantes y la capital, Dusanbe, ronda el medio millón. Hasta Eriván, adonde están huyendo los armenios de Tajikistán, hay 1.800 kilómetros de distancia.
Durante los recientes disturbios en Azerbaiyán, los jefes de la resistencia islámica lanzaron un llamamiento a los musulmanes del Asia central soviética para que se rebelaran contra Moscú.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.