La OTAN y el Pacto de Varsovia dialogan en Ottawa
Los ministros de Asuntos Exteriores de la Alianza Atlántica y del Pacto de Varsovia se reúnen hoy por primera vez fuera del marco de la Conferencia Europea de Seguridad y Cooperación (CSCE) para estudiar la posibilidad de abrir sus cielos a la inspección de la otra parte, en una reunión que ha visto sobrepasados con creces los límites para los que fue convocada a consecuencia de los acontecimientos en los países del Este.
Teóricamente, los 23 responsables de política exterior de los dos bloques deberán definirse en los dos días que tienen previsto permanecer en la capital federal canadiense sobre la propuesta de cielos abiertos hecha el pasado mayo por el presidente norteamericano, George Bush, en un discurso pronunciado en la universidad de Tejas, dos semanas antes de asistir a la dramática cumbre de la OTAN en Bruselas donde presentó su primera oferta de reducción de tropas en Europa.Sin embargo, la dinámica de los acontecimientos registrados en el este de Europa y en la Unión Soviética desde finales de mayo ha sido de tal magnitud que el objetivo original de la reunión de Ottawa -intentar abrir los cielos de los 23 países europeos a la inspección aérea con aviones desarmados como medida creadora de confianza- ha sido superado por temas tan apremiantes y actuales como la unificación de Alemania, la nueva propuesta de reducción de tropas hecha por Bush durante el discurso sobre el estado de la nación a finales de enero y la convocatoria de una nueva conferencia de seguridad y cooperación en Europa con asistencia de los 12 países europeos no alineados para el año en curso.
Todos los asistentes están ansiosos por escuchar los informes que realizarán a sus respectivos aliados los ministros de Asuntos Exteriores de Estados Unidos y de la Unión Soviética, James Baker y Edvard Shevardnadze, que acaban de poner punto final a cuatro días de intensas conversaciones en Moscú sobre los temas más candentes de la actualidad europea.
Interés inusitado
Baker y Shevardnadze tenían previsto reunirse por separado con sus colegas del Pacto de Varsovia y de la Alianza Atlántica, respectivamente, poco después de su llegada a Ottawa en la tarde de ayer.Existe igualmente un inusitado interés por escuchar la intervención del ministro de Asuntos Exteriores de la República Federal de Alemania, Hans-Dietrich Genscher, que se trasladó a la capital canadiense el domingo directamente desde Moscú, donde acompañó al canciller Helmut Kohl en sus conversaciones de alto nivel con el máximo dirigente soviético, Mijaíl Gorbachov.
El secretario de Estado norteamericano ha apoyado la posición oficial de Bonn, que básicamente consiste en mantener a una Alemania unificada dentro de la Alianza Atlántica, pero eliminando la presencia de tropas extranjeras del territorio que ahora ocupa la República Democrática Alemana. Moscú, por su parte, se muestra reticente a aceptar este planteamiento e insiste en que sólo concibe la unificación germana dentro de un marco de neutralidad, lo que al fin y al cabo no es otra cosa que el planteamiento histórico de la Rusia eterna.
En el caso concreto de la propuesta de cielos abiertos, la Unión Soviética puede quedarse sola si insiste, como ha insistido hasta ahora, en que los vuelos de inspección se lleven a cabo por equipos conjuntos de ambos pactos. La Alianza Atlántica ha adoptado como política oficial una propuesta canadiense según la cual cada bloque realizaría sus propios vuelos de inspección por separado, llevando a bordo un observador del país cuyas instalaciones se intentaran verificar.
Canadá ya realizó el pasado 6 de enero una prueba de esta propuesta de cielos abiertos con el envío de un avión Hércules C-130 de su fuerza aérea a Checoslovaquia y Hungría con el pleno consentimiento de las autoridades de esos países. El avión sobrevoló las instalaciones militares del Pacto de Varsovia durante tres horas. Por su parte, Hungría, en cuya capital, Budapest, se celebrará en primavera la segunda fase de la conferencia, ha sido invitada por los canadienses para llevar a cabo un sobrevuelo de inspección similar en Canadá.
La paternidad de la propuesta de cielos abiertos no corresponde al presidente Bush, sino que había sido lanzada por su antecesor Dwight Eisenhower en las conversaciones de desarme de Ginebra del 21 de julio de 1955, en un intento de reanimar una reunión condenada al fracaso. La propuesta, que aceptada inmediatamente por Francia y el Reino Unido, fue rechazada finalmente por el entonces secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, Nikita Jruschov, como "un plan de espionaje occidental más contra la Unión Soviética".
En la reunión, España está representada por el ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, que llegó ayer al frente de una delegación de funcionarios civiles y militares del Gobierno español.
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