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El síndrome UCD

El Centro Democrático y Social continuará siendo un partido político que no admite la existencia de corrientes organizadas de opinión en su interior, según confirmó ayer el líder centrista Adolfo Suárez. El ex presidente de UCD se mostró escarmentado de la experiencia que vivió en Unión de Centro Democrático, después de que algunos notables promovieran fórmulas de participación en la toma de decisiones que, de hecho, consagraron las denominadas baronías.

Suárez se mostró dispuesto a "corresponsabilizar" a más militantes del CDS en la toma de decisiones, a condición de que los integrantes de los órganos decisorios sean elegidos por las bases y representativos de ellas en todo momento.

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Tanto el líder centrista como el secretario general saliente del CDS, José Ramón Caso, pusieron de manifiesto en estos y en algunos otros comentarlos que pervive en ellos el "síndrome UCD". Caso afirmó en su última intervención para defender la gestión de la dirección del partido en los tres últimos años que no está dispuesto a que dicte la política del CDS "el cuarto poder, que quiere convertirse en el primer poder". Una alusión a los comentarios de los periodistas especializados en artículos de opinión cuya formulación, en términos tan genéricos, pareció excesiva a algunos de sus propios compañeros en la dirección del partido.

Aspectos organizativos

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El funcionamiento del partido, y en concreto algunos aspectos organizativos, merecieron más atención en el debate sobre la gestión del hasta ahora equipo dirigente que la estrategia y otras cuestiones más vinculadas a la política del CDS hacia la sociedad.

José Ramón Caso reconoció en su informe que la mayoría de los debates en el seno del partido han versado sobre problemas de política municipal, provincial y autonómica, mientras que han quedado desatendidos asuntos de carácter ideológico o de transcendencia nacional.

Una autocrítica considerada insuficiente por el sector crítico del partido en Madrid. El representante de la candidatura renovadora en la elección de compromisarios por esta región, José Luis González de Quirós, advirtió que "el éxito no es seguir existiendo" y que en el CDS funciona "una democracia interna insuficiente", agregó. "Uno de los problemas del partido es que no se acierta a organizar el debate interno. Las reuniones de los órganos colegiados son raras; los debates son raros", añadió. "A veces da la impresión de que se trabaja poco. Hace falta más debate y que no haya sumisión", concluyó.

Personas próximas a Suárez no se privaron posteriormente de atribuir a los renovadores un importante desentendimiento de las actividades promovidas por la dirección del partido para estudiar los problemas y políticas sectoriales.

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