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FEMSA Grupo Bosch y los sindicatos acuerdan el cierre de la planta de Sant Joan Despí

Miguel Ángel Noceda

FEMSA Grupo Bosch y los sindicatos han alcanzado un acuerdo para proceder al cierre de la planta de la localidad barcelonesa de Sant Joan Despí. Esta actuación, que se firmará hoy en Madrid, forma parte del Plan de relanzamiento propuesto por el grupo industrial, en el que también se contempla el cese de actividad en la fábrica de Palazuelos (Segovia), a lo que se oponen las centrales.

El acuerdo sobre la solución de Sant Joan Despí no ha tenido demasiada dificultad para la empresa de componentes de automóvil, toda vez que el planteamiento se ha hecho en base a traslados a la planta de Castellet, a 50 kilómetros, y a jubilaciones anticipadas. Esto no ha supuesto trastornos para la plantilla, de 240 personas (60 podrán acogerse a jubilaciones anticipadas), que además tendrán reconocida su categoría en el nuevo destino. Sin embargo, la Dirección General de Trabajo se había opuesto a la clausura, al igual que la de Palazuelos.La producción de Sant Joan Despí, donde se fabrican en torno a un millón de baterías, pasará a la planta de Guardamar (Alicante), donde en principio se había previsto traspasar parte del personal. Esta concentración se debe a la sobrecapacidad que hay en toda Europa en este segmento.

El problema para la dirección de FEMSA Grupo Bosch radica en Palazuelos, donde los sindicatos se han opuesto rotundamente al cierre. La empresa mantiene el argumento de que los productos fabricados en la localidad segoviana -distribuidores de encendido, cambios de luces, minirrelés y condensadores de encendido- "son muy maduros, con poco futuro y sin posibilidad de potenciar". La alternativa que ha propuesto es el traslado de la plantilla, de 113 personas, al centro de Alcalá de Henares. Recientemente, ha encontrado otra salida más airosa, que consiste en la venta de la planta a una empresa interesada con la que se encuentra en negociaciones.

Inversiones

El Plan de relanzamiento elaborado por la empresa, además, contempla unas inversiones de 10.000 millones de pesetas hasta 1993 que "mejore la competitividad en base a productos de alta tecnología y principalmente en el área de inyección y electrónica", según las palabras de Herbert Meyer, director general.La mayor parte de las inversiones están destinadas a la planta de Alcalá -3.500 millones- y Castellet -3.000 millones-, donde aumentará la plantilla en 150 y 250 personas, respectivamente. En Alcalá se ampliará al doble la producción de válvulas de inyección y en Castellet se introducirán faros, motores y ventiladores de calefacción. En la zona centro, además, se elaborarán módulos electrónicos en Madrid (la planta madrileña absorbió el pasado año la plantilla y producción de la que existía en la zona sur de la capital, calle de la Virgen de la Encina) y se ampliará la fundición de Aranjuez.

Este plan de inversiones se completará con otro paquete de similar cuantía en el que también entrarán las plantas de Treto (Cantabria), donde se hacen motores de arranque, y La Carolina (Jaén), donde hace altemadores y reguladores mecánicos.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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