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Pequeños de armas tomar

Seis menores han sido detenidos 337 veces el año pasado acusados de cometer robos valorados en más de 200 millones de pesetas

La inseguridad ciudadana se ha acentuado en Santa Cruz de Tenerife y en otros municipios de la isla. En los últimos meses, bandas de delincuentes juveniles asolan a la población. Se estima que grupos de menores de edad penal [menos de 16 años] cometieron 1.000 robos en 1989, en muchos casos con intimidación y violencia. Seis de ellos han sido detenidos en 337 ocasiones a lo largo de 1989 acusados de robos por valor de más de 200 millones de pesetas.

En Salud Alto y Cuesta Piedara, populosos barrios del extrarradio santacrucero, casi todos conocen a los Rubitos (hermanos Carmona Felipe); y otro tanto sucede con los Armas Pérez. Los vecinos son conscientes de la si tuación por la que atraviesan ambas familias -con más de 10 hijos cada una- y en cuyos hogares son visibles las secuelas del paro y de la drogadicción. "El problema se escapa de nuestras manos y los padres no pueden hacer nada. Viven un permanen te calvario, las autoridades se amparan en la legislación vigente y algún día sucederá lo irremediable", señala el presidente de la Asociación de Vecinos San Gerardo, Fermín Marrero. La policía conoce todos los movimientos de los pequeños, que se reúnen casi siempre frente a la casa de los Carmona. "Los detenemos a diario y tras instruir las diligencias se les conduce al colegio San Miguel [único centro de protección y reforma existente en la isla]. Luego los volvemos a encontrar. Es frecuente que paren a los zetas para pedirnos que los llevemos a su casa o al San Miguel porque se han quedado sin dinero", señala el inspector Marín, responsable de la Policía Judicial, quien añade que el pro blema no es policial y requiere una actuación inmediata.por par te del Gobierno autónomo, que es el que tiene competencias en la materia.

Marcados por el paro

América Felipe, madre de dos de los jóvenes pandilleros, goza de consideración y afecto por parte de los vecinos. "La familia se nos ha venido abajo por la droga y yo no puedo hacer más. Le he pedi do a la policía que destine un agente fijo en mi casa, que viva con nosotros para ver si puede hacer algo. Yo les permito todo menos la violencia". El rostro de esta mujer, de poco más de 50 años, está surcado por las hue llas de un agudo tormento. El mayor de sus hijos, José Francisco, Lulín, de 27 años, está cum pliendo condena de 30 años, y lo han trasladado hace un mes al penal de Santa María, en Cádiz, tras haber sido considerado cabecilla de un motín.

Lulín ha intentado quitarse la vida en 15 ocasiones desde que le dijeron que iban a enviarlo a la Península. Con ese hijo comenzó la desgracia en esta casa. Lo de tuvieron siendo muy pequeño, pues encubrió a su padre en un asunto de marihuana, de apenas 30 gramos. Luego empezó con la heroína, aunque no permitía que sus hermanos se acercaran a ella. Es un enfermo y no podrá resistir la distancia de su mujer y de la hija, de cinco años. "Les puedo decir que de corazón no hay otro como él".

En el domicilio de los Carmo na se puede observar diariaria mente un desfile de jóvenes. "Cualquier día dirán por ahí que soy la jefa de la banda", dice América Felipe. "Soy quien únicamente trabaja en esta casa, tenemos beneficencia y una paga por una hija disminuida. Mi marido está en el paro. Así es que de lo mío comemos todos, y muchas veces tengo que darle dinero a mi hijo José Manuel para que supere el mono".

David y Ángel están en la nómina de los menores altamente conflictivos. Otros dos hermanos han pasado a la Tenerife 2 tras superar los 16 años. "Sabemos que nos va a pasar lo mismo. Que ahora no nos pueden hacer nada, pero esperarán a que cumplamos la edad. Hemos cometido muchos delitos, pero no tantos como dice la policía. Dicen que hemos robado millones y aquí, como ven, no hay nada; la nevera está vacía y las camas sin ropa. Hace unos meses desvalijábamos edificios completos, pero ahora no hacemos más de un robo a la semana".

Jorge Alberto A. P. tiene 13 años y fue detenido 54 veces en 1989. Su última aventura conocida tuvo lugar el pasado 17 de enero. Le detuvieron después de entrar con violencia en una galería comercial, amenazando con un machete a la empleada, a la que arrebató el bolso y el dinero de la caja. El Grupo de Menores lo trasladó a las dos de la madrugada al colegio San Miguel, y a las cinco era detenido en pleno centro, tras haber asaltado una librería y una tienda de modas, donde había hecho un botín superior al millón de pesetas. Su hermano Juan José acaba de ingresar en Tenerife 2 al cumplir los 16 años.

Un centro conflictivo

El colegio San Miguel, dependiente de la Dirección General de Asuntos Sociales del Gobierno de Canarias, fue diseñado para protección y reforma de menores en régimen abierto. Desde su entrada en funcionamiento, a mediados de los setenta, ha sido escenario de prolongados enfrentamientos entre la dirección y los cuidadores. El pasado año el cargo de director registró cuatro nombramientos y ceses consecutivos, y en la actualidad tres de los 15 educadores están sometidos a expediente por incumplimiento de sus funciones laborales.Once de los 13 educadores de San Miguel han denunciado la situación del centro, que alberga actualmente a 20 niños de protección y ocasionalmente a los seis miembros de la banda. Los educadores se niegan a recibir a jóvenes considerados altamente conflictivos por considerar que el colegio no ha sido diseñado para ese fin.

El director del colegio San Miguel, Abimael Clavijo, ha dado respuesta a las declaraciones de los educadores acusándoles de anteponer sus intereses particulares en el desarrollo de las funciones para las que fueron aceptados. "Carecen de ética profesional, y las consecuencias las están pagando los niños y la sociedad en general".

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