Martín Seco abandonará esta semana la presidencia de Minas de Almadén

Juan Francisco Martín Seco abandonará esta semana su despacho de presidente en la empresa pública Minas de Almadén y Arrayanes, una vez que la junta de accionistas y el consejo de administración de la compañía, controlada al 100% por el Estado, ratifiquen el cese, que fue comunicado al propio interesado el viernes día 19 por el subsecretario de Hacienda, Enrique Martínez Robles. La salida forzada de la compañía, según Martín Seco, no supone ningún castigo, entre otras razones porque, como él mismo asegura, "nunca fue un premio".

Hace ya tres años, en efecto, que Martín Seco abandonó la Secretaría General de Hacienda en el contexto de una crisis larvada en el ministerio que dirige Carlos Solchaga y que también supuso el cese de Luis de Velasco, a la sazón secretario de Estado de Comercio. Desde entonces, la significación del presidente cesado dentro de la corriente crítica al PSOE ha sido cada vez más palpable y notoria a través de Democracia Socialista y, más recientemente, con la creación de la organización cultural CEPES.Minas de Almadén es a la Direccion General del Patrimonio lo que Hunosa al Instituto Nacional de Industria (INI). O lo que es igual, un manantial de pérdidas estructurales, cuya supervivencia se ampara en razones estrictamente sociales o políticas; nunca económicas.

La minería del mercurio en la que esta empresa pública fundamenta su ruinoso negocio es contaminante, está perseguida por las directivas de la CE y compite en un mercado cada vez mas estrecho, con los principales agentes productivos localizados en los países del Este. La comarca de Almadén carece de otros recursos naturales de valor relevante, está alejada geográficamente de los núcleos industriales y de consumo y cuenta con graves deficiencias de infraestructuras de comunicación. Todo ello obliga a mantener la explotación como única salida para asegurar el nivel ocupacional y económico de la zona, al tiempo que limita el reciclaje hacia otras actividades que compensen los ajustes de plantilla que ha sufrido la empresa en los últimos años.

Con estas premisas, la gestión de Martín Seco en estos tres años se ha orientado a una reducción drástica de las pérdidas generadas históricamente por la empresa, que en 1986 fueron de 1.344 millones de pesetas y al cierre de 1988 -último ejercicio del que existen datos oficiales- se situaron en 444 millones.

Reacción sindical

Los sindicatos, por su parte, han reaccionado de forma opuesta ante la sustitución de Martín Seco por Enrique Fernández Mato, antiguo jefe del gabinete técnico de la ministra de Asuntos Sociales, Matilde Fernández. Para CC OO, central mayoritaria en la empresa, el cambio de presidente o "traspaso de poderes" supone un motivo de preocupación, ya que retrasa innecesariamente la firma del convenio colectivo previamente negociado y acordado, según el propio sindicato, con Martín Seco.Por su parte, y con independencia de cuestiones puntuales, UGT ha criticado duramente la gestión del presidente saliente y sus directores, calificándola como un verdadero caos: "Se han gastado cantidades ingentes de dinero público sin que se haya llegado a consolidar ninguna nueva actividad...", señala la central sindical en un comunicado hecho pública esta semana.

En cualquier caso, y al margen de las consideraciones que puedan hacerse a posteriori, para Martín Seco ha sido gratificante que Economía nunca haya atribuido el cese a su gestión: "Yo entiendo perfectamente el cese y nadie puede extrañarse de que se haya producido. Yo ocupaba un cargo interino y comprendo que tampoco hay que aferrarse al sillón. Incluso puede que el cambio sea positivo para la empresa, pero espero que nadie pretenda ahora emborronar mi nombre apelando a razones de gestión".