CINE EN TELEMADRID La talla de Jean Gabin
Cuando al espectador se le brinden buenas películas en el espacio Cine de tarde, Telemadrid posiblemente consiga una alta audiencia, dada la buena hora de emisión. Entretanto, habrá que sentarse ante el televisor para descubrir si ciertos filmes inéditos en España le deparan una agradable sorpresa o justifican por qué ningún distribuidor pujó en las subastas internacionales para traerlos a la Gran Vía madrileña.
Un paraguas lleno de dinero puede ser esa grata sorpresa dado su reparto, con actores de la talla de Jean Gabin y Curt Jurgens. Se trata de un argumento simplón, narrado en tono cómico e irónico, con muchas connotaciones para convertirse en una típica comedia negra, género al que son muy aficionados los franceses. El señor Martín, alias Tulips, es un buen hombre. Él no se considera un falsificador, ni cree estar fuera de la ley, porque se limita a reproducir con habilidad copias de pequeños billetes de 10 francos. En realidad trabaja para cubrir sus gastos, no es ambicioso y sólo ejerce su actividad de siempre: falsificador de las notas del instituto, falsificador de los permisos militares y de los documentos para la Resistencia en la época de guerra; ahora, en la vejez, continúa siendo aquel buen patriota de siempre.
El señor Martín es Jean Gabin, todo un símbolo para el espectador, y sobre todo para la cinematografía francesa. Sin él, ese período dorado del cine francés que abarca desde los años treinta a los sesenta, hubiera sido muy distinto.
Directores como Vudivier, Jean Renoir, Marcel Carn¿ y René Clement no podían prescindir de la presencia del actor en sus mejores películas. La gran ilusión y La bestia humana son obras cumbres en su carrera conocidas intemacionalmente.
Gabin fue un actor camaleón, un talento en el disfraz. En las 80 películas que protagonizó abarcó todo el espectro de tipos sociales, de gánster a gran señor; hasta podía dar el aire preciso para ser un gentleman isabelino.
Contaba 68 años cuando interpretó Un paraguas lleno de dinero, y este papel de anciano inocente es uno de los últimos de su abundante filmografía. Interpreta a un personaje rutinario -a partir de los cincuenta fue reclamado para toda clase de películas-, pero el actor nunca bajó su guardia al demostrar ese arte que le convirtió en hombre mítico de su país.
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