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Fernández Campo asume en la Casa Real un cargo que ejercía en la práctica

EL PAÍSLa jubilación del jefe de la Casa Real, el marqués de Mondéjar, de 85 años de edad, y su sustitución por el actual secretario general, Sabino Fernández Campo, de 71 años, publicada el pasado lunes en el Boletín Oficial del Estado, confirma una situación de hecho en la que este último había asumido paulatinamente gran parte de las tareas del primero. La avazada edad de Nicolás Cotoner y Cotoner, marqués de Mondéjar, al que el rey Juan Carlos ha descrito en más de una ocasión como su "padre adoptivo", le incitó a reducir en los últimos tiempos su actividad.

El marqués de Mondéjar sufrió, por ejemplo, lipotimias en algunos de los últimos viajes en los que acompañó al Monarca. En agradecimiento a su "lealtad"y "adhesión inquebrantable" desde que en 1969 fue constituida la Casa del Príncipe, el rey Juan Carlos le nombró anteayer jefe honorario de la Casa Real con carácter vitalicio.Desde que a finales de 1987 se produjo una pequeña reorganización de la Casa Real, su secretaría general ha ido adquiriendo mayores competencias, haciéndose cargo, por ejemplo, de los apartados de relaciones con los medios de comunicación y de las cuestiones de protocolo y de seguridad.

Sabino Fernández Campo, general del Ejército de 71 años, adscrito a la Casa Real desde 1976, ocupa el cargo desde que sustituyó a otro general, Alfonso Armada, condenado por su participación en la intentona golpista del 23 febrero de 1981.

El papel de este militar asturíano, al que se atribuye parte del mérito del fracaso del golpe de Estado, consiste fundamentalmente en manejar la agenda del Rey, filtrar sus audiencias y preparar sus encuentros semanales con el presidente del Gobierno, Felipe González, así como algunas de sus entrevistas con estadistas extranjeros.

Antes de entrar a formar parte de la Casa Real, Sabino Fernández Campo, separado y padre de 10 hijos, fue interventor en la Casa Militar del anterior jefe del Estado y desempeñó también los cargos de subsecretario de la Presidencia y subsecretario de Información y Turismo.

El real decreto publicado anteayer en el Boletín Oficial del Estado coloca al frente del puesto que deja vacante Fernández Campo al diplomático José Joaquín Puig de la Bellacasa, que era el actual embajador de España en Londres y un hombre joven si se compara su edad, 59 años, con la de los demás altos cargos de la Casa Real.

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Así como Fernández Campo asesoró al Rey en la noche del 23-F, José Joaquín Puig de la Bellacasa lo hizo durante la primera etapa de la transición, cuando pertenecía a la secretaría de don Juan Carlos.

José Joaquín Puig de la Bellacasa se reincorporó a la carrera en el año 1976. Primero fue subsecretario y después embajador en la capital londinense, y las razones de su marcha de la Casa Real nunca fueron del todo aclaradas, aunque se atribuyen a las discrepancias de este diplomático, afín a la democracia cristiana, con su jefe, ultraconservador, Santiago Martínez Caro.

Diplomático 'pródigo'

El diplomático pródigo vuelve ahora a su antigua casa, y es más que probable que con el tiempo recaiga sobre sus espaldas su potenciación, para que pueda hacer frente al creciente volumen de trabajo generado por la incorporación a la vida civil del heredero de la Corona, así como su actividad internacional, que le obligará a efectuar cada vez más viajes de representación.

A medio plazo, está prevista la creación de la Casa del Príncipe.

La actividad de las infantas Elena y Cristina ha ido también en auge y es probable que este año les toque representar a España en la toma de posesión de algún jefe de Estado latinoamericano. La secretaría real de la Reina, que coordina sus agendas, está desbordada y necesita refuerzos.

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