España media entre el Reino Unido y Alemania para evitar que naufrague el proyecto de caza europeo
El Ministerio de Defensa español está realizando intensas gestiones ante sus homólogos británico y alemán para evitar que las divergencias sobre el radar con el que debe ir equipado el futuro avión de combate europeo (EFA) hagan naufragar el proyecto. El Gobierno de Bonn, presionado por su opinión pública, ha exigido a Londres la aceptación de dos condiciones irrenunciables para continuar en el programa. España se ha comprometido a gastar 150.000 millones de pesetas en la fase de desarrollo del EFA, del que depende el futuro de la industria aeronáutica nacional, según fuentes de Defensa.
La disputa en torno al radar con el que debe ir equipado el EFA -el ECR 90, que promueve el grupo británico Ferranti, o el MSD 2000, desarrollado por la firma alemana Telefunken System Technik-led (TST)- ha llevado al proyecto a una situación crítica y ha puesto en peligro su propia viabilidad.El ministro de Defensa de la República Federal de Alemania (RFA), Gerhard Stoltenberg, remitió recientemente a su colega británico, Tom King, una carta en la que planteaba dos condiciones para aceptar el radar británico: que el Gobierno de Londres diera garantías de que el desarrollo del sistema no repercutiría en el coste total del proyecto y que adoptara medidas para asegurar la solvencia económica del grupo Ferranti, mediante su asociación con otra empresa europea, que podría ser la alemana Daimler Benz. Ambos ministros tienen previsto reunirse el próximo lunes para intentar alcanzar un acuerdo.
El Gobierno de Bonn se ha opuesto desde el principio al radar británico argumentando que, por tratarse de un sistema totalmente nuevo, su coste podría ser muy superior al del alemán, que es en realidad un desarrollo del radar norteamericano con el que están dotados los Phantom. Los graves problemas financieros de Ferranti no han hecho sino dar más argumentos a esta posición.
"No aislar a la RFA"
España, al igual que Italia, el cuarto socio del EFA, se inclina en favor de la opción europea, que representa el ECR 90, por resultar más interesante desde el punto de vista tecnológico e industrial, en opinión de medios del sector. Sin embargo, el Gobierno de Madrid ha seguido una política "integradora", con el objetivo de "no aislar a la RFA", y de "aproximar posturas entre las partes implicadas", según fuentes de Defensa.Como parte de esa misión de buenos oficios, un alto cargo del departamento alemán de Defensa visitó Madrid el mes pasado, mientras que en septiembre fue un responsable español el que visitó Londres. Los directores de armamento de los cuatro países asociados al programa mantienen además contactos regulares.
El conflicto del radar (para el que existe un presupuesto de 60.000 millones de pesetas) no es ajeno a las dificultades del Gobierno de Bonn para obtener la aprobación parlamentaria a los fondos destinados al proyecto, en un momento en que la opinión pública presiona para recortar los gastos militares. A pocos meses de las elecciones generales de diciembre, el canciller Helmut Khol se ha quedado solo defendiendo el EFA, después de que sus socios liberales del FDP y el socialdemócrata S PD, principal partido de la oposición, se hayan definido contra el caza europeo.
La actitud de las autoridades españolas es la de "preocupación" por el desarrollo de los acontecimientos y "expectación" ante la entrevista del lunes entre los ministros alemán y británico. Madrid confía en que un esfuerzo de flexibilidad por ambas partes, y una mayor comprensión de Londres, consiga romper el actual bloqueo. La hipotética retirada de la RFA, uno de los socios más importantes del programa, haría muy difícil su continuidad y obligaría a "abrir un periodo de reflexión y replanteamiento", según un alto cargo español de Defensa.
Porcentajes
Los responsables españoles admiten que la situación actual no sería tan difícil si Francia no hubiera abandonado el proyecto para desarrollar su propio avión de combate, el Rafale, lo que España no pudo impedir en su momento.Tras medio año de demora, el Gobierno español decidió firmar, en noviembre de 1988, la fase de desarrollo del EFA, lo que supuso una inversión de 150.000 millones, a sumar a los 25.000 gastados hasta ese momento. El Avión de Combate Europeo, del que España prevé adquirir un centenar de unidades, supondrá un desembolso para nuestro país de 535.000 millones de pesetas; siendo el coste total del proyecto de tres billones y medio de pesetas, aproximadamente.
Fuentes de Defensa aseguran que, con excepción del radar, los demás aspectos del programa avanzan según las previsiones y que, hasta el presente, la industria nacional está obteniendo contratos por un valor equivalente al 13%, porcentaje del EFA que se ha comprometido a asumir España, frente al 21 % que corresponde a Italia y el 3 3 % de la República Federal de Alemania y del Reino Unido.
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