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Los futbolistas utilizan el nombre del Madrid y del Barcelona para mejorar sus contratos

El fútbol español ha entrado en una dinámica tan mercantilista que, antes de cubrirse la mitad de la temporada, los clubes ya piensan en reestructurar sus plantillas y los jugadores en renovar sus contratos. La mayoría de los futbolistas utilizan los nombres del Real Madrid y el Barcelona para mejorar sus fichas ya millonarias. La práctica no es nueva, pero ha degenerado en los últimos tiempos y muy especialmente después de que desapareciera el sistema feudalista del derecho de retención y llegara el famoso decreto 1.006, que obligó a los clubes a recomponer toda su estrategia.

Cuando Hugo Sánchez anunció su deseo de abandonar el Real Madrid, acogiéndose al artículo 1.006, se desencadenó un proceso del que salieron beneficiados todos los futbolistas. Los clubes se vieron obligados a pactar en los contratos claúsulas de los jugadores aprovecharon la copa para, bajo el pretexto del supuesto interés de una determinada entidad -casi siempre el Real Madrid y el Barcelona- mejorar sus fichas antes incluso de que finalice su contrato actual.El pacto de caballeros al que llegaron los presidentes de los clubes españoles para regatear al artículo 1.006 no ha sido respetado por nadie, y una de las primeras entidades que lo rompió el Real Madrid, que hurtó a Paco Llorente de su rival, el Atlético, está pagando las consecuencias. La entidad madridista ha visto como su nomina engordaba considerablemente al pactar contratos supermillonarios con sus figuras, que utilizando el señuelo del Barcelona, consiguieron entrar en el llamado club de los 100. Butragueño y Michel son ahora la envidia de sus compañeros de profesión, y el mismo camino lleva Martín Vázquez, sin olvidar a Chendo.

El Barcelona ha logrado driblar hasta ahora las supuestas ofertas del Real Madrid, gracias a la política de su presidente Josep Lluís Núñez de pactar con sus jugadores contratos de larga duración. No obstante, esa política no ha sido beneficiosa para el club azulgrana a nivel estrictamente deportivo, puesto que muchos de sus futbolistas se acomodaron y apenas dieron rendimiento, al mar gen de plantear trabas casi insalvables en el momento de negociar sus traspasos a otros clubes.

Ahora, el Barça comienza a vivir situaciones casi idénticas a las de su eterno rival. Dos de sus jóvenes jugadores, Unzué y Milla, han salido en los medios de comunicación como supuestos objetivos del Real Madrid, aunque la maquinaria azulgrana ha logrado atajar la inquietud del primero, un joven guardameta que ve como Zubizarreta le cierra el paso. Pero Núñez y su equipo de colaboradores tienen un hueso duro de roer con el segundo.

Milla, que tiene contrato hasta el 30 de junio de 1991 quiere aprovechar la coyuntura de su titularidad en el Barça y de su reciente internacionalidad para lograr una remuneración acorde a su categoría. Perteneciente a una generación de futbolistas menos manejable que la anterior, ha actuado de acorde con los tiempos y se ha puesto en manos de Miguel Santos, el hombre que, junto al grupo DORNA, controla o aconseja a la elite de los jugadores españoles.

Desmentido

Como es habitual en estos casos, tanto Milla como su mánager han desmentido cualquier negociación con el Real Madrid -se ha llegado a escribir que el club blanco le ofrecía 430 millones de pesetas por cinco años-, pero el fantasma de la duda ya está sembrado. La negociación se presenta ardua, principalmente porque en el Barcelona no se dan las mismas circunstancias que en el Real Madrid, donde, una vez eliminado de la Copa de Europa, se han desatado los rumores sobre la reestructuración de su plantilla o el cambio de entrenador.En el Barça de Milla está el todopoderoso Johan Cruyff, que, a diferencia de otros entrenadores, jugará a favor de la patronal y regateará los millones al joven centrocampista, sin tener en cuenta que él también fue jugador y que su actual contrato supera con creces a todos los futbolistas que han entrado en el club de los 100.

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