'Penal' y gol es gol
Koeman ha convertido la pesadilla barcelonista de los penaltis en una fiesta
El 7 de mayo de 1986 perdurará en el recuerdo de la gent blaugrana durante años. El Barcelona no sólo perdió, en su segunda oportunidad, la posibilidad de conquistar por vez primera la Copa de Europa, sino que lo hizo frente a un conjunto inferior, el Steaua de Bucarest, y por penaltis. El holandés Ronald Koeman, que no ha aportado aún demasiadas cosas al Barça actual, tiene al menos el mérito de haber convertido los penaltis, la pesadilla de los aficionados azulgranas, en una fiesta. En la Liga ha aprovechado los ocho que ha lanzado, el 100%.
Aquella noche sevillana, que se inició con decenas de miles de barcelonistas vitoreando a su equipo nada más pisar el césped del estadio Sánchez Pizjuan, acabó con todo el grupo cabizbajo, supuso la sentencia para el alemán occidental Bernd Schuster y contribuyó a que los jugadores y sus seguidores empezaran a pensar que nunca más ganarían nada que se decidiera por penaltis.Urruti comenzó deteniendo los dos primeros lanzamientos del Steaua, rumano, ejecutados por Majearu y Boloni. Pero su colega, Ducadam, desconocido hasta entonces y héroe nacional a partir de aquel día, paró los cuatro ejecutados por Alexanco, Pedraza, Pichi Alonso y Marcos. Ahí concluyó todo. Ahí empezó una crisis larga, casi interminable.
Y es que desde que desapareciera del vestuario azulgrana otro holandés, Johan Neeskens, el cuadro catalán no había tenido un lanzador de penaltis de la categoría, eficacia, estilo y frialdad de Koeman.
Mejor que Baltazar y Hugo
Los datos indican que Koeman ha transformado en gol los ocho lanzamientos con que han sido castigados los rivales del Barcelona en esta Liga. El brasileño Baltazar, del Atlético de Madrid, también lleva una buena racha, ya que ha convertido en gol ocho de sus últimos nueve tiros -siete en la Liga pasada, cuando falló frente al Murcia, y dos en la presente-, mientras que el mexicano Hugo Sánchez, del Real Madrid y escogido tanto por el preparador holandés Leo Beenhakker como por el galés John Toshack para este capítulo, ha errado tres de sus ocho últimos -siete en la temporada pasada, en la que falló tres, y uno en la presente-
El único penalti fallado por Koeman en esta campaña ha sido, curiosamente, el que le detuvo su compañero Zubizarreta -que se ha destapado como un gran parador de penaltis, aspecto en el que tenía mala fama desde la fase final del Campeonato del Mundo de México 86, cuando España fue eliminada en sus tandas por Bélgica- en el partidillo de entrenamiento del día de la presentación de la plantilla, el 28 de julio. "No era un penalti en serio", aduce Koeman, "aunque he de reconocer que Zubi es de los porteros que no me gustaría tener enfrente cuando voy a lanzar uno".
El máximo castigo, tanto para lanzarlo como para intentar detenerlo, tiene su secreto. Koeman, por ejemplo, prefiere la serenidad, la frialdad, la concentración. No parece temer el error -"algún día llegará el primer fallo, aunque espero que sea lo más tarde posible", comenta- y prefiere la técnica a la potencia pese a que él es un rompedor del balón.
Koeman trata de esconder su intención hasta el último momento esperando que sea el portero quien realice el primer amago de moverse. Además, el holandés utiliza la parte interior de su pie derecho para conectar el disparo, lo que le permite cambiar su dirección en el último instante.
Baltazar posee una técnica semejante, aunque afronta el balón con cierta mueca, como dudando de sus inmensas posibilidades de éxito. Hugo, sin embargo, es más intuitivo. Tan pronto patea el balón con potencia como se decide a colocarlo flojo y en una esquina de la portería. Es más anárquico y ejecuta la falta sin seguir una norma. Tan pronto coloca la pelota como la rompe.
El secreto es variar
Por su parte, Koeman reconoce estar muy acostumbrado a lanzar penaltis. "Lo hacía en el Groningen, lo hice en el Ajax, seguí haciéndolo en el Eindhoven y ahora, en el Barcelona, sé que es una de mis funciones. Para mí no representa nada más que una faceta de mi juego. Por eso tal vez posea la tranquilidad que le falta a un jugador poco habituado a esa función".
Koeman cree que fueron fundamentales los dos penaltis que le metió al madridista Buyo en el Camp Nou a principios de octubre: "Esa noche me dí cuenta de que también era capaz de meter los penaltis en España". Pese a todo, apunta: "No siempre marco, pues en la pasada temporada, con el PSV, lancé dos balones fuera. El portero ni siquiera los tocó".
"Los guardametas son muy importantes en esa jugada. Zubi, por ejemplo, es un rival muy complicado. Tengo un secreto, por supuesto, pero no lo he contado jamás. Lo fundamental es poseer varias maneras de lanzarlos. Así puedes cambiar continuamente. Podría decir que en la variación está el secreto".
Respecto a los múltiples errores cometidos por los jugadores azulgrana en aquella noche sevillana frente al Steaua, Koeman considera que, "cuando un equipo se enfrenta a una tanda de esa trascendencia, lo hace con jugadores poco habituados a los lanzamientos, no con especialistas".
Koeman considera que esta jugada es un duelo a muerte entre el lanzador y el portero: "Es obvio que siempre gana el más listo".
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