Luchando por la vida
El hombre de una tierra salvaje es una película olvidada que tiene singulares características. Los protagonistas de esta dura y, violenta aventura son dos actores de la talla de Richard Harris y John Huston, que en estos niños alternó constantemente su profesión de director con la de actor (aunque mas conocido por lo primero en su larga carrera a interpretar una veintena de películas). Es una entretenida historia del género de viajes y aventuras que relata la dramática situacon de un grupo de tramperos en su incursión por desconocidas tierras canadienses.Las dificultades geográficas, los ataques de los indios, y el peligro de los animales hacen desistir de su empeño a estos intrépidos aventureros. El protagonista del melodrama es Richard Harris, que herido por un oso es abandonado por sus compañeros. Su penosa odisea se convierte en una agónica lucha por sobrevivir. Entre el dolor de la herida y la odisea aflora la idea de venganza contra sus compañeros, venganza que no renunciará a efectuar.
Richard Harris con su interpretación dota el personaje de tanta fuerza como había demostrado ser capaz para este tipo de papeles cuando un año antes protagonizó Un hombre llamado caballo. Sólo un actor de la sensibilidad de Harris -poeta, intelectual y escritor de obras de teatro- podía transmitir con tanta expresividad la fuerza de voluntad de este héroe que arrastra su cuerpo malherido a través del inhóspito paisaje canadiense.
El ritmo narrativo, intencinadamente lento, es una acertada medida para mostrar la belleza plenitud de esas tierras cuya naturaleza virgen se impone a la aventura humana de este grupo de tramperos. La excelerte fotografía de Gerry Fisher se encarga de que el medio ambiente sea un, prctagonista importante del filme.
Así, además de una aventura atractiva es un extraordinaria documental sobre la geografía de ese país que en 1820 -época de la acción del filme- sólo era objetivo para pioneros arriesgados y cazadores solitarios,
Muy distinta es la lucha por superviviencia que se plantea en Un camino para recorrer. La dramática situación de una madre sentenciada por el cáncer derivada hacia una comedia sentimental en la medida de los productos lacrimógenos que preduce Hollywood en los años 80 (Kramer contra Kramer o La fuerza del cariño,).
Sin la calidad ni pretensiones de éstos basa sus gags cómicos en los equívocos que plantea la decisión de la protagonista al buscar una sustituta para sus tareas familiares. Sólo la interpretación de Jill Clayburgh en el papel protagonista sostiene este desbaratado planteamiento y le otorga cierto interés a este mediocre telefilme.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.