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El PSC recupera el control de UGT en Cataluña

Enric Company

Los principales dirigentes de UGT integrados en la comisión gestora que el 1 de diciembre pasado se hizo cargo del sindicato tras forzar la dimisión del primer secretario, Justo Domínguez, son firmes partidarios de sustituir la política de autonomía respecto del socialista por otra de acercamiento y colaboración. El cambio de dirección ha sido auspiciado con discreción por el partido socialista, que de esta forma ha recuperado el control de UGT en Cataluña.

El máximo exponente de esta gestora, Pepe Alvarez, es un hombre de confianza de Raimon Obiols, primer secretario del Partit dels Socialistes (PSC), y ha sido hasta hace pocas semanas secretario de política sindical del partido. José Berrio, su principal colaborador, que controla el sindicato del metal, es políticamente afín al denominado sector españolista del PSC, atrincherado, precisamente, en algunas federaciones del sindicato. Antonio Guevara, otro de los dirigentes que forman la gestora, es un peón en Cataluña de Matilde Fernández, ministra de Bienestar Social, que mantiene desde hace años un fuerte enfrentamiento con Nicolás Redondo. Junto a ellos figura Josep Maria Rañé, diputado del PSC en el Parlamento catalán, y, desde hace años, candidato del PSC a la dirección de UGT. La principal característica política y sindical de Álvarez y Rañé es que en el conflicto entre el sindicato y el partido se han decantado en los momentos más críticos a favor del partido.Tras derribar al equipo de Justo Domínguez, los nuevos dirigentes de la UGT catalana extremaron su prudencia y evitaron aparecer como los hombres del partido en el sindicato. Sin embargo, la movilización de militantes del PSC en el sindicato fue uno de los factores decisivos en la formación de la ajustada mayoría del Consejo Nacional del sindicato -50 votos contra 45- que hizo caer a Domínguez. Entre estos militantes figuraban también el secretario de la federación del PSC del Baix Llobregat, Antonio Zaragoza, vinculado al secretario de organización del PSC y el miembro de la ejecutiva federal del PSOE, Josep Maria Sala. La acción del PSC fue especialmente visible en la federación de Servicios Públicos, en la que hay numerosos ugetistas cuyos patronos son los ayuntamientos de mayoría socialista.

La prudencia de la nueva dirección se debe a que su mayoría es exigua, ya que el sindicato ha quedado dividido en dos mitades casi idénticas, pero también a que reúne a elementos políticamente contradictorios. Mientras Álvarez y Rañé son los hombres del PSC, Guevara y otros de sus partidarios se consideran vinculados al PSOE.

La dirección del PSC ha acogido el cambio con una satisfacción tan grande como la discreción con la que ha actuado en el proceso. Sin embargo, Josep María Sala reconoció a EL PAÍS que el cambio de orientación en la UGT de Cataluña es un importante avance de las posiciones favorables al partido. La política seguida por el PSC en UGT es la de propiciar la formación de mayorías favorables al partido en los distintos niveles del sindicato, pero evitando la batalla frontal contra Redondo.

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