Para Julio Llamazares,
Camilo José Cela ya no es tan original como se supone. Y todo porque en rueda de prensa el Nobel de Literatura se ha aventurado a decir, contestando a preguntas vacías y sin contenido, que no lee a los novelistas jóvenes de hoy ni cree que haya más de dos o tres que queden dentro de un tiempo.Tales aseveraciones le han sentado a cuerno quemado al señor Llamazares. Tanto, que en una de las principales páginas de EL PAÍS, 14 de noviembre de 1989, arremete de mala manera contra el afamado escritor padronés. Y digo de mala manera porque saca a relucir viejos trapos sucios que ponen en entredicho la dignidad del escritor en tiempos en los que cada quisque tenía que capear al morlaco del odio y de la incomprensión para no perderla. Palabras que, dicho sea de paso, ponen al descubierto la flaqueza del espíritu humano.
Y no digo más, aunque pudiera.
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