Fuentes Quintana apuesta por el diálogo social para llevar a cabo una severa política de saneamiento económico

El profesor Enrique Fuentes Quintana expresó ayer su preocupación por las amenazas que existen sobre la recuperación de la economía española -inflación y déficit exterior- en el camino de la integración europea. Durante una conferencia en la Fundación Ramón Areces, el que fue uno de los artífices de los Pactos de la Moncloa abogó por el restablecimiento de un diálogo "fecundo y constructivo entre las fuerzas sociales y políticas". Para ello, "hay que huir del dilema empobrecedor entre el ajuste duro y el giro social. Confío en que el buen sentido se imponga".En opinión de Fuentes Quintana, "acabar con la inflación y el desequilibrio exterior es una exigencia inaplazable para prolongar la recuperación de la economía, y crear empleos". Con inflación "no hay giro social posible porque su primer componente es aumentar el empleo y ello no lo ha logrado ningún país del mundo con más inflación'.

Para la lucha contra los dos desequilibrios básicos de la econornía española, Fuentes Quintana opina que "se precisa una política presupuestaria restrictiva que: aumente los gastos públicos sólo a un ritmo igual o menor que el de la producción y que elimine el déficit público estructural". Se necesita, además, "que las rentas -costes reales del trabajo, tipos de interés y márgenes comerciales- se comporten con disciplinada moderación". Y, por último, "se precisa una política monetaria restrictiva que limite severamente el crecimiento de los agregados monetarios y controle el crecimiento del crédito".

Junto a esta política de saneamiento económico, Fuentes abogó por llevar a cabo una serie de reformas profundas, como "una política que flexibilice el mercado de trabajo y que mejore el funcionamiento de nuestros mercados financieros".

En la política fiscal hay que realizar una reforma "que favorezca el ahorro, la inversión y el empleo". En este campo citó la necesidad de reducir las cotizaciones a la seguridad social, un mayor protagonismo de la imposición indirecta, una reforma a fondo del impuesto sobre la renta y un mejor tratamiento de las rentas del capital.

Por último, en cuanto al gasto público, "habría que dirigirlo hacia la mejora de las infraestructuras y establecer un mejor reparto de papeles entre la hacienda local, la autonómica y la estatal, evitando costosas duplicidades y un mayor endeudamiento".