El Gobierno británico autoriza la venta de Jaguar

La Bolsa de Londres suspendió ayer la cotización de las acciones de la empresa automovilística Jaguar, siguiendo instrucciones gubernamentales. Poco después, el ministro de Comercio e Industria, Nicholas Ridley, declaró que el Gobierno renunciaba a su participación simbólica en la empresa, conocida como acción dorada, que le confería poder de veto sobre cualquier transacción de acciones de la empresa que superara el 15% del capital. Con ello, el Gobierno de Margaret Thatcher autorizó implícitamente la venta de Jaguar a uno de sus tres pretendientes: los estadounidenses Ford y General Motors (GM) y el alemán Daimler-Benz.

Tanto Ford como General Motors han estado comprando acciones de Jaguar durante las últimas semanas, con el objetivo de hacerse con un paquete que les permitiera controlar la compañía. Pero la carrera entre las dos grandes compañías de EE UU se vió interrumpida este fin de semana, cuando el presidente de Daimier-Benz, Edzard Reuter, reveló la existencia de conversaciones entre su grupo industrial y Jaguar, encaminadas a alcanzar un acuerdo entre ambas empresas.Las acciones de Jaguar han subido notablemente desde septiembre, gracias a las compras de Ford y General Motors. Por entonces cotizaban en torno a los 6,30 dólares; a principios de la sesión de ayer, antes de suspenderse la cotización, se negociaban a 11,80 dólares. Después de la declaración gubernamental, que abría las puertas a una posible OPA, se reanudó la cotización de las acciones y éstas protagonizaron una fuerte subida hasta 13,40 dólares por título. Un portavoz de la oposición laborista afirmó que ayer fue "un día negro para la industria británica del automóvil".

Jaguar atraviesa una seria crisis, después de los tres años de buenos resultados posteriores a la reprivatización. Las causas de la crisis radican en el mercado estadounidense, donde se encuentra el grueso de la clientela de Jaguar. Las fluctuaciones del cambio entre el dólar y la libra esterlina, por un lado, y la aparición de nuevos modelos alemanes en el segmento de lujo en que compite -los BMW de las series 5 y 7, los Mercedes Benz y los coches más lujosos de Audi- han erosionado sus ventas.