_
_
_
_

24 horas en la cola del Bernabéu

La reventa ha acaparado las entradas del partido Madrid-Milán del próximo día 1

No eran todavía las diez de la noche del pasado domingo. Treinta y cinco personas permanecían recostadas en una de las paredes del Santiago Bernabéu en su fachada de la calle de Concha Espina. A las nueve de la mañana, antes de que apareciera la Policía Nacional, entre esas 35 personas se habían incrustado un centenar. La cifra se doblaba a mediodía. Cuando a las seis de la tarde del lunes se abrieron las taquillas para el Madrid-Milán, la reventa estaba en condiciones de acaparar todas las localidades puestas a la venta. Mendigos, prostitutas retiradas, sus chulos, alcóholicos, drogadictos y jóvenes son empleados para hacer el negocio.

El primero de la cola era un feriante. Llevaba una semana apareciendo por allí para hacer valer su privilegiada posición. El viernes se instaló de manera definitiva para ir comunicando a los demás reventas que él era el primero y que traería un grupo de cuarenta personas para comprar entradas. Lo mismo iban haciendo otros reventas. Cada uno fijaba sus posiciones realizando una aproximación del número de gente que podría traer. Y en la cola quedaba un individuo para guardar el sitio. Al fin y al cabo le daba igual pasar el tiempo, noche incluida, en un parque o apoyado en la pared del Bernabéu. Iba a recibir 6.000 pesetas y un bocadillo de vez en cuando. Su misión era también la de comunicar al indigente que le siguiera que él era del grupo de Ángel, o quizá del Persianas, y que guardaba el sitio a treinta personas.La noche del domingo, ante las taquillas del Bernabéu, una docena de mendigos no tenía problemas para dormitar, ni cuatro parados para jugar al mus ante las prostitutas retiradas que discutían con los chulos -"¡Entérate, que ahora estoy fregando escaleras por 15.000 pesetas!-, jóvenes que trataban de identificarse unos a otros -Pues si no te conozco de la Dirección, será de los juzgados"-, drogadictos que esperaban el amanecer para ir a la farmacia -"No queda ni ná pa que abran la bodega pa las insulinas"- y ex legionarios -"¿Y tú dices que has estado allí y no la llamas el Tercio?". Nadie habla de fútbol.

En esta imagen del mundo marginado también tenía un espacio una veintena de jóvenes, que pasaban el tiempo oyendo música, bebiendo litronas, jugando al trivial, al parchís o a los dados, haciendo crucigramas y fumando algún porro. Algunos estudiantes recibían la visita de sus amigas, niñas bien, que se llegan hasta allí con su Ibiza negro para pasar las primeras horas de la madrugada con ellos. Forman un grupo compacto porque son muchas horas en las colas. Empezaron a conocerse en las de la ópera. El mexicano que les contrata sabe que los jóvenes dan mejor imagen en la cola de un espectáculo selecto que los mendigos. Y ahora también hacen fútbol, toros o lo que sea. Porque 6.000 pesetas, que es lo que cobran, siempre vienen bien. Tampoco tienen que estar todo el tiempo en la cola. Se guardan el sitio unos a otros. Los que pueden dormir fuera de casa hacen la noche y los restantes, el día. Y quienes trabajen como mensajeros con sus vespinos también tienen tiempo para hacer unas cuantas salidas.

Los efectos del alcohol empiezan a sentirse hacia las tres de la madrugada. La mayoría lleva ya doce horas en la cola y son muchas las botella de cerveza y vino que se han consumido. Además, empieza a hacer frío. Los que llevan desde el viernes se tienden sobre colchones viejos. Los jóvenes sacan sus sacos de dormir. El resto busca cartones. Un grupo organizado se mete en el interior de una furgoneta.

Queda todavía en pie una veintena de personas, que no paran de dar vueltas por las inmediaciones. Consiguen distinguirse por su forma chulesca de andar y porque visten la moda de hace diez años. Son los reventas, los que se ocupan de contratar gente para la cola y de controlarlos. Aunque no dejan también de ser simples empleados. Porque el jefe, el que proporciona el dinero para las entradas, casi nunca aparece. Los reventas sólo son un eslabón de la cadena, gente de confianza acostumbrada a moverse en los medios marginales y dispuesta a partir la cara a quienes les engañen. Son también los que tratan de disuadir a los que van por libre a la cola en busca de dos entradas para él mismo. Y que han ido tan pronto que tienen posibilidad de adquirir localidades.

Diálogo de persuasión

-Chaval, pierdes el tiempo. Vas a pasarte aquí la noche para nada, porque cuando llegues a la taquilla no va a haber entradas.

- Oiga, si no tengo delante a más de 50 personas.

- Y más de 500 también. Lo que pasa es que están haciendo pis.

Si el aspirante a conseguir por libre dos localidades consigue convencer al reventa de que no pertenece a ningún grupo nuevo, ni va a meter a nadie en la cola, le podrán dejar en paz. De lo contrario, empezará a sufrir provocaciones. Y la noche es muy larga para aguantarlas.

A las nueve de la mañana los reventas empiezan a meter más gente en la cola. Llegan también los primeros ingenuos. Son aficionados auténticos o aspirantes a hacer el negocio por su cuenta porque han oído hablar de la cotización que alcanzan las entradas de estos grandes partidos. Ven que no hay más de 200 personas delarte y se quedan.

La mayoría no ha advertido que hasta primeras horas de la tarde, con la llegada de familiases y gente próxima a los reventas, la cola seguía engordando delante. Cuando la policía trata de poner orden, los que estaban a cien metros de la taquilla quedan rezagados hasta doblar la esquina de Juan Ramón Jiménez. Después, al comenzar la venta, no avanzarán un metro. Mientras guardaban fila de a uno, delante era de a cinco.

Precio mínimo de una entrada, 10.000 pesetas

El Real Madrid puso a la venta unas 800 localidades de asiento, todas ellas del segundo anfiteatro, para el partido contra el Milán. Como todas ya están en poder de la reventa, quien quiera ahora una entrada no podrá pagar por ella menos de 10.000 pesetas, porque al reventa le ha costado las 6.500 pesetas que valía, más las 3.000 que ha pagado al encargado de comprarla.La reventa dispondrá de unos beneficios de 4,4 millones de pesetas si vende cada entrada a 15.000 pesetas que es, en la práctica, su precio de salida al mercado. Para eso se ha gastado en este partido 5,2 millones en entradas y 2,4 en contratación de personal. El empleado de un reve nta reconocía que su jefe había sacado limpio medio millón de pesetas en la feria de San Isidro, y sospechaba que por encima de éste existía un cerebro de la operación, que sería quien proporcionase el dinero para la compra de entradas. Este dinero llega al que permanece en la cola sólo minutos antes de estar ante la taquilla.

La entrega del papel se realiza de forma discreta. Lo normal es que el reventa haga salir de la cola al hombre de más confianza para darle el dinero, generalmente dentro de un coche, y éste luego lo reparta entre el grupo. La policía vigila, incluso el lunes impuso la novedad de un sistema para evitar que nueva gente se incorpore a la cola: daba un papelito o apuntaba el número del carné de identidad al que quería salir -siempre para orinar- y después éste tenía que ir al agente a devolvérselo o a que le borrara el número para reintegrarse a su sitio.

Pero la vigilancia policial no era ni mucho menos extrema, porque los reventas continuaron metiendo personas hasta última hora. La complicidad entre los grupos es total, y sólo denuncian a quienes pretenden colarse sin pertenecer a ninguno de ellos. Así controlan de tal manera la cola, que justo cuando ya han pasado todos por taquilla -algunos incluso dos veces porque para eso tenían un segundo grupo más rezagado-, las entradas se han agotado.

El Real Madrid sólo se encargó de la organización de la cola dentro del estadio, con los agentes del servicio de segurídad que tiene contratado, que permitían el paso hacia a las taquillas en grupos de veinte personas. De las diez ventanillas que tiene dentro del campo para la venta anticipada de entradas sólo abrió dos. De esta. manera las localidades se agotaron en tres horas, en lugar de en 35 minutos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_