Sergiu Celibidache
La rareza exquisita de un músico genial
Sergiu Celibidache, el director de orquesta de origen rumano, llegó al mediodía de ayer a Madrid en un vuelo charter procedente de Múnich (República Federal de Alemania) para dirigir hoy en el Auditorio Nacional la Séptima sinfonía de Bruckner, un compositor con el que se siente especialmente identificado. Con 67 años y alguna dificultad al caminar, debido a la dolencia de gota que padece hace años, Celibidache viajó en compañía de los miembros de la Orquesta Filarmónica de Múnich, de la que es titular desde 1980. En el aeropuerto de Barajas le esperaba Alfonso Aijón, director de Ibermúsica.El programa que ofrecerá en Madrid se inicia hoy con Bruckner, y continuará mañana, miércoles, con La forza del destino, de Verdi; Don Juan, de Strauss, y la Sinfonía número uno de Brahms. Estos dos conciertos, organizados por Ibermúsica dentro del ciclo Grandes Orquestas del Mundo, se repetirán, en el mismo escenario, el viernes y el sábado para la serie de la Caja de Ahorros de Madrid.
Celibidache dedicó la tarde de ayer a descansar, y expresó su deseo de comer angulas y de ver a sus amigos, como Carmelo Bernaola, Jorge Rubio y otros. También preguntó por Enrique García Asensio, director de orquesta. Celibidache se mostró especialmente interesado por la política española, y se sorprenIdió cuando le contaron que el próximo domingo se celebran elecciones legislativas en nuestro país, algo que él ignoraba hasta ayer.
Celibidache, nacido en 1912 en Rumania, comenzó después de la II Guerra Mundial su gran carrera. Con tan sólo 33 años y hasta el año 1952 fue titular de la Orquesta Filarmónica de Berlín, poco antes de que se hiciera cargo de ella Herbert von Karajan. Desde ese año ha dirigido a los más grandes conjuntos del mundo. Apátrida, casado con una pintora rumana y padre de un hijo que estudia dirección de teatro, Celibidache tiene fama de ser uno de los directores más meticulosos en lapreparación de la obra y de exigir de los músicos una dedicación total. Tambien ha destacado en su labor pedagógica, con la realización de numerosos cursos internacionales para futuros directores de orquesta.
La expectación que logra este músico genial, considerado entre los mejores directores de orquesta del mundo y convertido en un auténtico mito, se añade a su conocida aversión por las grabaciones discográficas (sólo existen algunas grabaciones piratas). Sin embargo, parece que cederá a los deseos de los componentes de su orquesta, y en próximas fechas estarán en el mercado sus primeras grabaciones autorizadas.
Su última visita a nuestro país tuvo lugar en el mes de febrero de 1987, también con la Filarmónica de Múnich, informa J. A. Vela del Campo. Anteriormente había dirigido a la Orquesta Nacional de España, con la que consiguió resultados memorables. Desgraciadamente, la esporádica luna de miel no duró demasiado y acabaron rompiendo las relaciones.
Poco amante de las entrevistas, Sergiu Celibidache alterna sus aficiones vitales (es un amante de la buena mesa) con las intelectuales (es un empedernido investigador en fenomenología de la música). Exigente a la hora de plantear los ensayos con las orquestas, minucioso en el detalle y riguroso en la elaboración del sonido, sus actuaciones despiertan a su alrededor un clima de acontecimiento. No es para menos. Celihidache es un director único e irrepetible. Tiene en sus comportamientos profesionales y en sus costumbres cotidianas la rareza exquisita del genio.
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