Salvadores de nueve niños
El señor Erkizia dice que el sábado día 30 de septiembre la policía actuó de forma salvaje y desbocada con ellos.Señor Erkizia y compañía: ¿cómo califican ustedes que ese mismo día y a la misma hora que, según ustedes, la policía les estaba maltratando, sus compañeros, sus secuaces, encubridores de ETA, aprendices de matones fascistas, insolidarios, niñatos jugando a guerritas, según iban bajando de Zabálburu arremetieran contra el grupo de personas que estábamos en la plaza de España manifestando nuestra repulsa silenciosa e inmóvil, como cada vez que se produce un asesinato?
¿Cómo justifican ustedes que vinieran a arrancarnos con la rabia que lo hicieron la pancarta de las manos, al mismo tiempo que tuvimos que soportar durante los 15 minutos que duró la concentracíón (en silencio) los mayores insultos, desde txacurras (perros) a hijos de perra, asesinos (¡ja! tiene gracia, si no fuera tan terrible), fascistas, responsables de la situación de Euskadi, que ojalá nos mataran a todos, etcétera?
¡Qué miedo pasé, qué miedo y qué nudo en la garganta tenía que me ahogaba ante tanta irracionalidad, tanta injusticia, tan poco respeto para con las opiniones ajenas, tanta degradación del ser humano!
Confieso que hubo momentos en que me hubiera agachado y les hubiera devuelto el trozo de madero que nos tiraron. ¡Qué impotencia y qué miedo esos 15 minutos, y cuando pensaba que para salir de la reunión tenía que pasar entre esos energúmenos que no ven más allá del fogonazo de las armas!
¿Acaso no es de salvajes destrozar coches de gente que ni entra ni sale en esta guerra? ¿Cuántos votantes de HB el día que toca movida sacan el coche a la calle? ¿Cuántos coches de su banda han puesto en barricadas?
Por favor, señores, o lo que sean, de HB, no me hablen ustedes de cargas policiales, ni de matanzas del pueblo vasco. Hasta el gorro estamos de salvadores de su calibre (9 milímetros Parabellum).
Yo les digo que si el sábado uno de nosotros, sólo uno, hubiéramos respondido a sus insultos, nos hubieran masacrado.
Como, por desgracia, seguirán ustedes jugando a matar (¿cómo, si no, se van a distraer, angelitos míos?), yo seguiré yendo a la plaza de España, al Arenal, a Indauchu o a cualquier otro lugar donde sólo se pida paz, paz y paz.-
Bilbao
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