Estudiantes sacá provecho de los males del CAI
Son de antiguo conocidas las tremendas dificultades del Zaragoza -esté quien esté en el banquillo, sean cuales sean sus jugadores-, para resolver los problemas que le plantea una zona. El Valvi la hizo la jornada anterior y ganó el partido; Estudiantes, ayer y... lo mismo. El entrenador del CAI, Moncho Monsalve, apostilló algo más, que su equipo estuvo tenso. Esa tensión querrá decir que el CAI, que arrastró siempre marcadores adversos, es incapaz de jugar contrarreloj y el acierto contrario.Pero no todo es tan simple. Que en 40 minutos no haya un defensor capaz de contener a Antúnez o a Wislow querrá decir que Monsalve se equivocó cuando afirmaba antes del partido que Estudiantes era Pinone y algunas cosas sueltas; a propósito, entre Antúnez, Wislow y Pinone entregaron ¡13 asistencias!Y Moncho Monsalve, que disculpó el juego de Davis -conducta que exaspera al aficionado-, debería explicar por qué su equipo marca nada más que 74 puntos en casa o deja a Bennosteny ocho minutos en el banco en los minutos trascendentes que debían aprovecharse sus conocimientos. Esto ocurrió en el último cuarto del partido. Sin el soviético en la cancha, con Andreu eliminado y con el desacertado Arzega I en pista, el Zaragoza no se sacudió la decena de puntos en contra. Miguel Ángel Martín, entrenador de Estudiantes, puso a Orenga, Montes, Antúnez y los dos norteamericanos, e impuso una táctica de desgaste del tiempo para atolondrar un poco más, si cabía, a los locales.De nada han servido todas las conversaciones que la semana anterior han tenido jugadores, técnicos y directivos. El CAI precisa algo más que conversaciones fatuas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.