Un buen 'cartero'
La relativamente reciente reposición en cines de El cartero siempre llama dos veces, versión Tay Garnett, demostró que el aura mítica de la película era justificada: más allá de la explosiva conjunción de Lana Turner y John Garfield, la obra era, es, en clima, brío y sensibilidad, de gran categoría, y ponía difícil la elección -caso de tener que hacerla- entre ella y la otra adaptación maestra del texto de James M. Cain, Ossessione, de Visconti. Lo que siempre quedó claro, en cualquier caso, es que se trata de un material de base gratamente moldeable, que ha de hacer necesariamente cerrar el pico a los detractores del remake.Y es que la más reciente de las cuatro versiones que de la novela ha conocido el cine, la de Bob Rafelson, dirigida en 1981, es también notable. Sin perder de vista algunos de los temas centrales de la obra -la visión de una América oscura y miserable, la de la gran depresión- Rafelson supo adaptar a las permisividades del día el más principal: el sexo. El sexo y su animalidad, el deseo, la fiereza y el olor de la carne por encima de la razón. Ni que decir tiene que una mujer con delantal como Jessica Lange y un histrión matizando a la perfección su personaje, Jack Nicholson, alcanzaron gran categoría en ese terreno.
Su majestad de los mares del Sur se emite a las 16
05; El cartero siempre llama dos veces, a las 22.30; Qué extraña es la vida, de madrugada, a la 1.20, e Impulso criminal, también de madrugada, a las 7.30. Todas, por TVE-1.
Otros apartados
Sin embargo, otros apartados le pisaron los talones, desde el propio guión -de David Mamet, el hoy afamado director de House of games y Las cosas cambian-, muy trabajado, hasta la música de Michael Small y la fotografía del bergmaniano Sven Nykvist, de ma tizada oscuridad y tonos som bríos, poco apta para ver en las pequeñas pantallas. En suma, un cartero francamente frecuentable.
Que extraña es la vida es el intento de Giuseppe Bertolucci -hermano de Bernardo- de hacer sociología y de retratar los vaivenes del hombre de hoy, cuyos resultados ofrecen un estimable interés. Como los ofrecen los de Su majestad de los mares del sur, película de aventuras marítimas, colorista y exótica, con un Burt Lancaster jovial y en plena forma.
Impulso criminal, finalmente, es un atractivo ejemplo de cine fantástico hecho -sobre un esquema próximo al de La invasión de los ladrones de cuerpos- sin efectismos, mediante una técnica depurada, austera.
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