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TORNEOS EUROPEOS DE FÚTBOL

Un problema de galones

Santiago Segurola

ENVIADO ESPECIALEl Madrid tiene un gravísimo problema de galones. En San Siro, jugó empequeñecido de nuevo. La historia última del Madrid ofrece datos irrefutables de la falta de carácter de este equipo en los grandes momentos europeos. Esta ternura amenaza con degradar la generación más formidable del fútbol español en las tres últimas décadas.

Una nueva decepción probablemente acabaría por dispersar a un grupo cada vez menos homogéneo. La fragmentación del Madrid está originada por la falta de caudillaje en el campo y por la política que sigue ahora el club.

La contratación de Toshack ofrecía dos lecturas inmediatas. Era evidente que se buscaba rigor defensivo. El fichaje del técnico galés se interpretaba también como la dotación del suplemento de carácter que faltaba en el Madrid. Más aún, se trasladaba toda la responsabilidad del liderazgo al banquillo. El traspaso de Gallego al Udinese cerró cualquier posibilidad al caudillaje.

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El Madrid sólo consiguió evitar la humillación

En fútbol, la realidad es juego y resultados. Bajo estas premisas, la actuación de Mendoza no ha ofrecido resultados apreciables. El Madrid sigue desplomándose en los partidos de este pelaje y el presunto rigor no aparece. De hecho, parece muy poco riguroso sacar a los jugadores de sus posiciones naturales, especialmente la retaguardia. Schuster tiene enormes problemas como líbero y a Ruggeri, un diestro redomado, se le obliga a padecer un calvario en la parte izquierda de la cancha.

El atropello a la razón se amplía al terreno de los galones. En San Siro, el Madrid fue incapaz de rebatir a un Milán convaleciente, muy lejano del grandioso equipo de la pasada temporada. La recuperación en la cancha era imposible si la voz de mando sólo se escuchaba en el foso. La presencia de un buque faro, o de algunos jugadores con caracter, es tan necesaria en el banco como en la cancha. En el Madrid no lo han querido así. No hay voces, ni banderas a las que acogerse sobre el césped. Y por cada decepción, las fisuras en el grupo se agigantan.

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