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Tensa espera en los mercados internacionales mientras cunde el temor a un nuevo 'Iunes negro'

La caída de 190,85 puntos registrada el pasado viernes en el índice Dow Jones, que marca el pulso de la Bolsa de Nueva York, puede ser el fin de las ofertas públicas de adquisición que basan sus estrategias en los bonos basura y en operaciones crediticias poco sólidas. "Los observadores se encuentran a la expectativa de lo que ocurrirá mañana, lunes, en los restantes mercados internacionales, con atención especial a Tokio, la bolsa más madrugadora. La sombra de un nuevo lunes negro planea mientras cunde el temor a una repetición del crash del 19 de octubre de 1987, aunque las circunstancias no son las mismas, según aseguran los expertos.

El mundo financiero norteamericano está contando las horas que restan para la apertura, mañana, de Wall Street y conocer el verdadero alcance de la crisis vivida el pasado viernes 13. Lo mismo ocurre entre los financieros europeos y japoneses, cuyos centros bursátiles -que abren sus puertas horas antes que la bolsa neoyorquina-, reflejarán la crisis vivida en Manhattan el pasado viernes. La bolsa neyorquina se inicia mañana con un índice general de 2.569 puntos.Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, se apresuró a explicar, horas después de la caída del viernes, que esta nueva crisis bursátil no provocará problemas graves para la economía norteamericana. Nicholas Brady, secretario del Tesoro también explicó, por su parte, que la economía está equilibrada y que todo parece indicar que se va a registrar un modesto crecimiento. La caída el viernes de 190 puntos "debería analizarse", en opinión de Brady, "desde el contexto de la subida de 591 puntos registrada desde el primero de enero de este año".

A comprar

Algunos analistas, incluso, han aventurado sus diagnósticos y vaticinan para mañana una nueva caída de 100 puntos, lo que agravaría indudablemente la situación. De ahí que el mejor consejo sea el de acudir a la bolsa "a comprar y no a vender", como han explicado algunos brokers. La situación ahora es muy diferente a la de 1987, a pesar de que ambas crisis se registraran en el mismo mes y, por tan sólo seis días, en la misma fecha.

La crisis del viernes se produjo cuando los compradores de la UAL Corporation anunciaron que no tenían la liquidez suficiente para completar la compra de la United Airlines, una adquisición que se daba ya por cerrada en el parqué y que había servido para animar la jornada. El anuncio amistoso días atrás del empresario Donald Trump de comprar la American Airlines y la alegría que había provocado la subida bursátil del pasado mes de septiembre eran otros de los factores que caracterizaban la confianza del mercado de valores neoyorquino.

Sin embargo, cuando Los compradores de la UAL, un grupo de pilotos de la United y la propia British Airlines, tuvieron que renunciar a su objetivo, todo se vino abajo. La marcha atrás de los pilotos y la British se prudujo cuando los créditos que les habían prometido varias entidades bancarias japonesas no les fueron concedidos. Wall Street notó los efectos de esta OPA fallida.

Colapso

Los analistas de Wall Street han coincidido en que la fallida operación de la joint venture de la British Airways y los pilotos de la United, coincidió además con un colpaso provocado por los bonos-basura y la negativa de la Reserva Federal a facilitar créditos para las compras de riesgo. La compra de la UAL había sido fijada en 6.750 millones de dólares.

"Si la crisis del viernes sirve para algo", aseguran algunos brokers de Wall Street, "las compras con dinero fantasma y bonos-basura deberían terminar o al menos no contar con la más mínima confianza por parte de los bancos y prestamistas, víctimas directas de este tipo de operaciones y de las caídas bursátiles".

El juego parece haber terminado para muchos inversionistas que estaban jugando en la bolsa sin las cartas suficientes, como es el caso de los compradores fallidos de la UAL.

En Tokio, los medios financieros han reaccionado con calma al espectacular hundimiento que la Bolsa de Nueva York sufrió el pasado viernes y que trajo a la memoria el recuerdo del crash de 1987, informa Bosco Esteruelas. Los analistas opinan que el desplome de Wall Street es transitorio y que sus efectos serán limitados. Ayer permanecieron cerrados los mercados de cambio y de valores de Tokio, por lo que habrá que esperar hasta mañana lunes para comprobar el impacto.

El director del departamento bursátil de la firma de valores Daiwa, Nobuo Kurakazu, declaró que es previsible que la Bolsa de Tokio registre una caída pero con efecto temporal, ya que, en su opinión, lo ocurrido el viernes en Wall Street fue debido a factores puramente locales. Los analistas de mercado japoneses prevén que el dólar se mantendrá inestable durante toda la próxima semana, pero sin sufrir espectaculares descensos.

En Londres, los inversores británicos abandonaron ayer el mito del respeto sagrado al fin de semana y al "ya me preocuparé el lunes" y se pasaron la jornada dándole vueltas a la cabeza y tratando de escrutar lo que les aguarda cuando mañana vuelvan a abrir los mercados, informa Ricardo M. Rituerto. Los encontrados comentarios de los analistas no les servían de gran ayuda y las instituciones oficiales tampoco contribuían a arrojar luz sobre un futuro borrascoso en el que, para empezar mañana, los expertos ven una pérdida no inferior a los 100 puntos en el índice Financial Times-30.

El Banco de Inglaterra trata de inducir confianza a los inversores y dice no creer que Londres vaya a tener una reacción mimética a la caída de Wall Street porque el Stock Exchange no está tan mediatizado por la especulación de las OPAs como lo está Nueva York y porque la experienciade hace dos años permite contar ahora con mecanismos de defensa que entonces hubo que improvisar.

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