_
_
_
_
RELIGIÓN

Miedo en Nápoles ante los resultados de la investigación sobre la sangre de san Genaro

Juan Arias

Los napolitanos están temblando porque el mes próximo dos expertos de medicina, tras casi cuatro años de investigación, deberán dar un veredicto científico sobre la veracidad o falsedad de las famosas ampollas de sangre atribuidas a san Genaro y que dos veces al año se licúan milagrosamente.

La decisión de pedir un juicio a la ciencia la tomó el arzobispo y cardenal de Nápoles, Michel Giordano, y encargó hacer un análisis con métodos rigurosamente científicos a Pier Luigi Balma Bollone, catedrático de Medicina Legal de la universidad de Turín, y a Felice d'Oriofrio, médico clínico de Nápoles.La misión que el cardenal dio a ambos científicos fue la de examinar si la sangre de las ampollas era verdadera sangre: humana u otra cosa, si dicha sangre perteneció a san Genaro y si algunos huesos que han quedado del santo napolitano son también auténticos. Por ahora, los dos expertos han mantenido un secreto total sobre sus investigaciones, mientras que en Nápoles cada día que pasa crece el interés, el miedo y en algunos casos la rabia. Porque los verdaderos devotos de san Genaro no vieron con buenos ojos la decisión de la curia de Nápoles. Ellos se preguntan qué necesidad tenía el cardenal de "menear el asunto", cuando, según ellos, sólo los "ateos" no creen en el milagro y seguirán sin creer aunque los médicos lo confirmasen. Y, al revés, los devotos seguirán creyendo a pie juntillas aunque el veredicto fuera negativo.

Venganza del santo

Temen estos devotos, al revés, que el santo, que ya fue devaluado por el papa Pablo VI de la categoría nacional a regional, pueda vengarse del hecho de que hasta la curia haya podido sospechar de él y de sus milagros "haciendo alguna de las suyas". Y es que los napolitanos creen a pie juntillas que cuando el santo, enfadado, no ha hecho el milagro- y ha sido pocas veces-, era la demostración de que estaba enojado por algo que Nápoles había hecho de malo o para anunciar alguna catástrofe. Como en los años terribles de la peste y más recientes del terremoto.Ya no había gustado a los seguidores del santo que Maradona hubiese osado hacerle la competencia y que sus hinchas le hubiesen levantado altarcitos por las calles, poniendo juntas las imágenes de san Genaro y las fotos del futbolista. Y menos aún que alguien, como le pasó a un taxista, llegase a decir que le había pedido a Dieguito un milagro que el santo no le había concedido y que el futbolista en seguida se lo realizó. "Es casi un dios", había comentado el taxista, extasiado.

Hay quien asegura, desde más arriba, que dichos análisis no servirán para nada, porque a los expertos no se les ha permitido analizar directamente la presunta sangre del santo, porque no está "permitido abrir las ampollas". Por ahora, los dos médicos se han limitado a decir que la sangre parece ser "humana" y que los presuntos huesos del santo son ciertamente de "una persona humana de género masculino". Los napolitanos esperan entre indiferentes, incrédulos y hasta incazzati, es decir, bastante cabreados.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_