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El KGB habla de un 'quinto hombre' infiltrado en el espionaje británico

La glasnost soviética ha abierto un resquicio para que el mundo pueda asomarse al KGB, el más secreto de los servicios secretos. El KGB asegura que existió un innominado quinto hombre al servicio de Moscú en las altas esferas del espionaje londinense.Yuri Modin, hoy ya sesentón, fue el contacto en 1951, como agregado de la embajada soviética en Londres, de los jóvenes burgueses inconformistas de Cambridge que pusieron sus ideales al servicio de la revolucíón soviética.

Todos fueron desenmascarados -Guy Burgess, Donald Maclean, Kim Philby y Anthony Blunt, éste último cuando ya era el encargado de velar por la colección de pintura de la reina-, pero siempre demasiado tarde, para escarnio de los servicios de espionaje y contraespionaje británicos.

Ahora Modin ha aparecido en público y, a preguntas del corresponsal del diario The Independent en Moscú, Rupert Cornwell (hermanastro, por cierto, del escritor John Le Carré), ha vuelto a aplicar una puya a sus colegas británicos. "¿Hubo realmente un quinto hombre?". "Si, lo hubo", asegura Modin.

Es lo último que hubiesen deseado oír los britámicos, obsesionados con un misterio que no pueden resolver y en el que Modin, experto en la guerra de nervios, se regodea. El, contraespionaje británico se ha pasado casi 30 años tratando de descubrir a ese quinto hombre.

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