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TORNEOS EUROPEOS DE FÚTBOL

Baltazar encontró el único hueco en la muralla

Alex Martínez Roig

Corría el minuto 77 cuando Tomás centró una falta desde la derecha y Ferreira y Baltazar al unísono, entraron con la cabeza por delante para enviar el balón a la red. El estadio Calderón, más semi-lleno que nunca se vino abajo, mientras el equipo se dividía en dos para fun dirse en sendas masas humanas con Ferreira, que se había quedado junto a la portería, y Baltazar, que había corrido hasta la banda, como núcleo central. Al salir del abrazo, Baltazar se tocaba el pecho con la mano reclamando la autoría del gol. Ferreira, que había convocado a un grupo más numeroso en su fiesta particular, le dijo que sí con la cabeza, mientras retornaba a su posición. Baltazar seguía tocándose el pecho, y, para que quedase más claro, Ferreira le señaló con el dedo mostrando al público quien había sido el héroe de la noche. Y no era una cuestión baladí. Encontrar un hueco en la muralla del Florentina era ayer tan difícil que Baltazar, por muy lector de la Biblia que sea, no estaba dispuesto a que nadie le arrebata se el merito.Y es que el Atlético se encontró ayer con un examen complicado, muy complicado que salvó apuradamente en los últimos minutos. El Fiorentina es un conjunto disciplinado, se rio, fiel seguidor de las pautas de comportamiento tradicionales en el calcio, donde lo más importante es cerrar espacios. Y cerró tan bien los huecos que el cabezazo de Baltazar fue el único disparo limpio que llegó a la portería italiana.

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Con una defensa individual pegajosa hasta extremos insostenibles -los defensores italianos llegaban a marcar a sus pares incluso cuando el Fiorentina tenía el balón en los pies-, el equipo italiano construyó una barrera digna del mejor foso medieval. El Atlético trataba de construir jugadas desde atrás, pero siempre se quedaba frenado en seco cuando llegaba a una imaginaria línea trazada a unos 30 metros de la portería de Landucci.

Javier Clemente, el técnico del Atlético, se hartó de dar consignas a sus hombres desde la banda. Les mostraba, con movimientos del cuerpo, cómo debían moverse; les pedía que mareasen más el balón de un lado a otro del campo; les indujo en algunos momentos a elevar la pelota por encima de la zona media del Fiorentina, obviando así la parte del campo que más obstáculos presentaba. Pero nada servía. Clemente se levantaba, se volvía a sentar, se levantaba de nuevo. Pero Futre encontró un defensa más rápido que él -Piolli-; Baltazar, siempre de espaldas a la portería, veía como Pin se le adelantaba continuamente; y Manolo no podía con Volpecina. Ninguno de los centrocampistas rojiblancos era capaz de encontrar cinco metros limpios frente a él para profundizar el balón.

El Atlético, además, trataba de mantener la cabeza fría, porque el brasileño Dunga, capaz de enviar la bola a 40 metros sólo con una caricia, o el internacional Baggio, aprovechaban cualquier oportunidad para lanzar al sprint al argentino Dertiycia. Y Dertiycia se hartó de correr repartiendo juego subterráneo a diestro -Tomás- y siniestro -Ferreira- creando el pánico entre la defensa rojiblanca, hasta que rozó a Goicoechea y se encontró con un codo del vasco en la boca. Ya no volvió a correr.

El momento clave fue en el minuto 70, cuando Di Chiara se excedió en una entrada a Orejuela y el árbitro le envió a la ducha a tranquilizarse. Clemente introdujo a Marina y Alfredo, más frescos, y el Fiorentina cometió un error. Se fue hacia atrás, y su línea defensiva de 30 metros se acercó demasiado a su portería. Y el Atlético, que por fin olía la sangre del gol, aumentó su presión.

Y entonces Baltazar encontró un hueco. El único hueco. Un gol que vale su peso en ecus. ¿Suficiente? Lo único que puede asegurarse es que el partido de vuelta será un duelo a cara de perro entre dos equipos de guerrilleros.

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Sobre la firma

Alex Martínez Roig
Es de Barcelona, donde comenzó en el periodismo en 'El Periódico' y en Radio Barcelona. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Deportes, creador de Tentaciones, subdirector de EPS y profesor de la Escuela. Ha dirigido los contenidos de Canal + y Movistar +. Es presidente no ejecutivo de Morena Films y asesora a Penguin Random House.

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