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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El color de la discordia

La proyección coloreada de 'San Francisco' desata la controversia entre los técnicos del cine

"Atentado contra la obra cinematográfica", "burda calcomanía", "destruye la memoria personal"... son las críticas más frecuentes de los directores de cine españoles ante la programación del ciclo de películas coloreadas iniciado por Radiotelevisión Española el pasado martes con la película San Francisco, dirigida en 1936 por W. S. van Dycke. Los cinéfilos rechazan este nuevo experimento técnico y lo consideran un nuevo atentado contra el cine en la larga lista de manipulaciones que sufren las películas al ser proyectadas por televisión.

El productor Elías Querejeta es tajante: "Odio y desprecio a quien coloree mis recuerdos y mis sueños y, sobre todo, juro odio eterno al que haya coloreado Capitanes intrépidos", la película dirigida en 1937 por Víctor Fleming y que TVE-1 tiene previsto emitir también coloreada en las próximas semanas. A Querejeta la nueva versión de San Francisco le pareció horrorosa: "Todo es plano, no hay perspectivas ni juego de oscuridades. Arruina todo el trabajo de iluminación y me parece un saqueo a la cultura y al buen gusto".El escritor Félix de Azúa no se queda atrás en sus críticas y las dirige contra Luis Solana, director general de RTVE. "Es una pequeñez comparado con las otras tropelías de Solana ' como el cambio de las bandas sonoras. A este señor lo ha puesto el PSOE para que destruya las comunicaciones en España. Las películas en televisión siempre son una estafa", dice.

A Jaime de Armiñán, director de películas como El nido o En septiembre y de la serie de televisión Juncal, el coloreado de los clásicos en blanco y negro le parece "un atentado más contra la obra cinematográfica en televisión, que está a la misma altura que el doblaje o el cambio de formatos". Mucho más escéptico sobre esta polémica es el guionista Rafael Azcona, que opina que "si no se le concediera tanta importancia, probablemente RTVE no hubiera comprado las películas".

Sorprendentemente, Basilio Martín Patino, director de una película documental como Canciones para después de una guerra, mantiene un punto de vista al respecto menos apocalíptico. Al margen del escándalo coyuntural o afán de lucro de la industria del espectáculo, Martín Patino declara: "Esta nueva experiencia hasta ahora naif no sólo me divierte sino que la considero a la larga muy importante por sus posibilidades expresivas del cine como arte. Permitirá una mayor liberación de la todavía fuerte carga de supeditación al naturalismo fotográfico".

Poco conseguida

El escritor y director de cine Álvaro del Amo destaca lo poco conseguida que está aún la técnica del coloreado. "Es una manipulación empobrecedora, como ponerle un jersei a la Venus de Milo. Todo tiene un color desvaído como una burda calcomanía, y me temo que tendrá éxito porque el color es un vicio. No entiendo la voracidad crispada y masiva por el color y es curioso que ahora sea el blanco y negro el único respiro en televisión". Álvaro del Amo aclara que no le parece mal que estas películas se pasen por la pequeña pantalla.

Fernando Méndez Leite reconoce que vio unos minutos de San Francisco en color y después puso su televisor en blanco y negro "que era mucho más bonito". "Me pareció que los colores eran débilos y feos, sin talento creativo ni realidad. Habría que lanzar una campaña reivindicando el blanco y negro", afirma.

Antonio Giménez Rico, presidente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, siente "un rechazo de raíz" contra las películas coloreadas. "Me da igual que se consiga mejor o peor. Desde el punto de vista del autor me resulta intolerable y desde el punto de vista del espectador, inútil. No mejora en nada el original", dice.

En la misma línea se muestra el director de cine Manuel Gutiérrez Aragón, para quien se trata de algo "absurdo y estúpido". El autor de La noche más hermosa señala que este experimento "surgió en Estados Unidos cuando se hizo una encuesta sobre qué películas veían los abonados a la televisión por cable. Interpretaron que la gente quería películas en color y las productoras se opusieron a ello. Es por tanto algo ajeno a nuestras costumbres televisivas. Sólo a un tonto se le puede ocurrir ponerlas en España". Gutiérrez Aragón añade que "lo peor es que destruyan la memoria personal".

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