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Manuel ya es Champi

Aquel hombre estaba como un pulpo en un garage. Se trataba de Merta, un muchacho checoslovaco que compartió habitación con Manuel Herreros, hace un mes, cuando el piloto de Derbi se recuperaba de un accidente de circulación ocurrido cuando se entrenaba para la carrera de ayer. Merta fue el salvavidas al que se aferró Champi para animar sus días de soleclad y desesperación. Y Herreros, que tiene un corazón como una sandía, tuvo la delicadeza de enseñarle el tinglado de su boxe, subirlo en su moto y presentarle a sus mecánicos mectia hora antes de iniciarse la carrera.Herreros, nacido en Villarrobledo (Albacete), el 20 de abril de 1963, ídolo de Torrent (Valencia), debutó en el Mun dial en 1985. Todos le conocen por Champi, diminutivo de champion (campeón). El 8 de diciembre se casó con Mari Cruz y ha sidc, definido por todos sus compañeros de equipo como un horabre "maravilloso, profesional y una de las personas más simpáticas del mundo". "Manuel es un profesional como la copa de un pino", señaló ayer uno de los responsables del equipo Derbi, "disciplinado por encima de todo. Es el prototipo de segundo piloto, dispuesto a todo".

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Mientras su manager Mariano Pérez era revolcado por el cava que inundaba el suelo del boxe de Derbi, Herreros leía con atención el telegrama enviado pocas horas antes por José Luis Ros, alcalde de Torrent, que le anunciaba el destierro de su pueblo valenciano si no regresaba con el título bajo el brazo.

Constancia y dedicación

Herreros ha dejado de ser el Poulidor del motociclismo español. Ya es campeón y se lo debe a su constancia, dedicación y, sobre todo, a su buen humor, ese que le ha hecho superar a lo largo de cinco años todos los problemas del mundo y alguno más.

Sólo un ejemplo. En 1988, en Hockenheim, sufrió un espectacular accidente y fue evacuado del circuito en helicóptero. Nada más llegar al hospital, fue sometido a un detallado chequeo y los médicos anunciaron que se había roto la pelvis. Menuda desgracia, pensó César Rojo, uno de los responsables del equipo Derbi, que acompañaba al piloto en aquel mal trago. Cuando Champi volvió en sí y vio la cara de César, eterno sufridor, preguntó qué sucedía. "Pues que te has roto la pelvis". "¡Qué pelvis, ni que niño muerto!", gritó Champi, "cuando era pequeño me pasó por encima un camión y cada vez que me hacen una radiografía dicen que tengo rota la pelvis. Nada de eso, estoy bien y mañana voy a correr".

"¿Que cómo se titula esta victoria?", le preguntaron a Champi. "Apunte", y dijo: "Justo premio a una gran labor".

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