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AJEDREZ

Karpov alcanza a Kasparov en Skellefteä

Leontxo García

El subcampeón mundial de ajedrez Anatoli Karpov dio ayer una clase magistral de estrategia al vencer al norteamericano Yasser Seirawan en la octava jornada del torneo de Skellefteä (Suecia), última prueba puntuable para la Copa del Mundo. A falta de siete partidas para la clausura, Karpov está empatado en el primer puesto con el campeón, Gari Kasparov, que ayer hizo tablas rápidamente con su compatriota Valeri Salov."Hoy me he reconciliado conmigo mismo y he aprovechado todas las oportunidades que ofrecía la posición", dijo Karpov a EL PAÍS tras analizar la partida con Seirawan. El diálogo entre ambos fue muy significativo. "¿Es mi posición tan mala como dices?, ¿de verdad que no puedo hacer nada?", preguntó el norteamericano. "No, estás completamente perdido", respondió el soviético, que a continuación mostró unas cuantas variantes con extraordinaria rapidez.

Desde que perdió las tres últimas jornadas del torneo de Rotterdam, Karpov se había convertido en una sombra de sí mismo y necesitaba una victoria como la de ayer para tener serias aspiraciones de ganar la Copa del Mundo. Su recuperación se produce precisamente cuando Kasparov ha perdido la agresividad habitual tras desperdiciar cuatro posiciones ganadoras. Su segundo objetivo, batir la marca del norteamericano Bobby Fischer, es ahora casi imposible.

El domingo, Kasparov se enfrentó a su compatriota Mijail, Tal, ex campeón del mundo, muy debilitado físicamente por una enfermedad renal y un reciente infarto. Tras casi cuatro horas de lucha sin cuartel, Tal disponía de menos de un minuto para hacer cinco movimientos. A Kasparov le quedaban cinco minutos y además tenía una posición aplastante.

Presión

Todo jugador experimentado sabe que lo último que debe hacer en esa situación es contagiarse de la velocidad a la que el rival está obligado a actuar porque entonces la presión del reloj sería idéntica para ambos. Algunos entrenadores soviéticos recomiendan la siguiente táctica: elegir una de las posibles variantes, calcularla con todas las jugadas de antelación que sea posible y, sólo cuando cada detalle esté comprobado, mover muy rápido. Lo más probable es que el adversario se sienta desbordado porque difícilmente habrá previsto esa variante en concreto con la misma exactitud.Por el contrario, Kasparov comenzó a jugar sin pensar, a un ritmo vertiginoso, como si quisiera demostrar que la posición se ganaba de cualquier manera. Cometió un grave error que le costó un alfil y entonces repitió todos aquellos gestos nerviosos que la televisión inmortalizó durante el Mundial de Sevilla. La partida terminó en tablas tras seis horas de juego. El campeón firmó las planillas de forma violenta, no quiso analizar con su rival y se marchó al hotel envuelto en su furia.

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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