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LA VISITA PAPAL

El Papa pide a la Iglesia "una nueva cristianización"

Juan Arias

ENVIADO ESPECIAL "La Iglesia de hoy se prepara a una nueva cristianización, que se presenta a sus ojos como un desafío, al cual deberá responder adecuadamente, como en tiempos pasados". Juan Pablo II expuso así la idea central que quiere lanzar al mundo en su tercer viaje a España, que comenzó ayer en Santiago de Compostela. El Papa llegó a las 11.08 al aeropuerto de Labacolla, donde fue recibido por los Reyes Don Juan Carlos manifestó al Pontífice en su discurso de bienvenida su "alto aprecio" por la "defensa incansable" que Karol Wojtyla ha hecho "de la dignidad del hombre, de su libertad y de la paz como obra de justicia". "Apoyamos plenamente convencidos", agregó el Rey en su salutación, "la reiterada condena que habéis hecho del terrorismo y la violencia como males que han de ser erradicados de nuestra sociedad".

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Malos modos en Labacolla

Juan Pablo II, que aterrizó en Santiago bajo un cielo nublado, afirmó que llegaba como un "peregrino más", pero añadió en seguida que su peregrinación asumía un "significado excepcional". En su discurso a los Reyes, a quienes saludó con efusividad casi familiar, el papa Wojtyla, que minutos más tarde entraría a pie en la catedral, con báculo y sin descalzarse, aseguró que España "ha tenido siempre una vocación universal y católica" y que Santiago de Compostela es "un símbolo preclaro de dicha vocación".Tras pedir a la Iglesia que acepte el desafío de "una nueva cristianización", Juan Pablo II continuó: "Vengo a Santiago para comprometer a todos en la construcción de un mundo donde resplandezca la dignidad del hombre, imagen de Dios, y se promueva la justicia y la paz".

Le escuchaba atento el Rey, cuya corbata verde atrajo la atención de los periodistas italianos, muy sensibles a la estética, lo mismo que la chaqueta color fucsia de la Reina. Doña Sofía mostraba en el pie derecho una pequeña venda debido a una caída que sufrió recientemente en una de las habitaciones de Marivent.

El Pontífice concluyó animando a los jóvenes a que, siguiendo las huellas del "apóstol protomártir Santiago", estén dispuestos a ser, si fuese necesario, "mártires a las puertas del tercer milenio".

En su discurso de respuesta, don Juan Carlos, tras expresar al Papa su apoyo a "la reiterada condena que habéis hecho del terrorismo y la violencia", insistió mucho en la preparación del V Centenario, "fecha clave", afirmó, "de los pueblos hermanos que a uno y otro lado del Atlántico nos sentimos unidos no sólo por la cultura y un común pasado histórico, sino sobre todo por una misma visión del hombre y del mundo". Añadió el Rey se trata además "de una fecha universal, puesto que la era de los descubrimientos supuso el inicio de la concepción de la Tierra como un mundo único, como universo de la morada humana".

Mientras, los, grupos de folclor gallego que esperaban para cantar sus muñeiras al Papa afinaban impacientes sus gaitas, excesivamente protegidos por los gendarmes, metralleta en mano e índice en el gatillo, que no permitían a los fotógrafos ni acercarse a ellos.

"Progreso espiritual"

El Rey acabó abogando ante el Papa por el "empeño en un progreso no sólo técnico, sino también espiritual y ético", ya que el pueblo español, explicó, "como europeo es consciente de sus raíces cristianas".

Juan Pablo II partió del aeropuerto en el papamóvil hacia la catedral compostelana. Durante el trayecto, miles de personas que llenaban los márgenes de la carretera le aclamaron con frases como "viva el Papa" y "cuenta con nosotros" y le aplaudieron constantemente.

Wojtyla recorrió a pie, ataviado con capa y báculo que había recibido de manos del arzobispo de Santiago, Antonio Rouco Varela, los últimos cien metros del camino del peregrino entre el convento de San Francisca y la catedral. Tras dirigirse a los jóvenes concentrados en la plaza del Obradoiro, el Papa, que pronunció unas palabras en gallego, entró en la catedral y cumplió el rito del peregrino poniendo su mano en la columna central del Pórtico de la Gloria.

Juan Pablo II pronunció en la catedral una oración al apóstol compuesta por él mismo para la ocasión con la que quiso implorar su protección. Poco antes de las dos de la tarde, y después de rezar en silencio ante la tumba del apóstol, el Papa abandonó el lugar en dirección al palacio de Gelmírez, sede del Arzobispado de Santiago, donde almorzó con unos trescientos comensales, en su mayoría obispos de todo el mundo.

Por la tarde y antes de acudir al monte Do Gozo al Cuarto Encuentro Mundial Juvenil, el papa Wojtyla se reunió con unos 200 jóvenes minusválidos de toda Galicia en la iglesia de San Martín Pinario, donde fue recibido con una gran ovación. Juan Pablo II se dirigió a los congregados y destacó que ellos constituyen el centro de la atención eclesial y que los jóvenes enfermos estarán en primera línea "en la gran empresa misionera de realizar una nueva evangelización".

Durante el vuelo de Roma a Santiago en un avión de Alitalia el Pontífice, contrariamente a lo que suele hacer en otros viajes, no recibió en su cabina personal al grupo de periodistas que representan al país al que se dirige, en este caso a los españoles. El Papa se asomó sólo al reparto de la prensa y habló a través de un altavoz. Empezó exhortando a los periodistas que viajaban en su avión a "confesarse", cuestión en la que insistió tres veces, afirmando que "también el Papa se ha confesado" y que no se es buen peregrino a Santiago de Compostela sin la confesión.

Al embajador ante la, Santa Sede, Jesús Ezquerra, que acompaña al Papa en su avión y que vino minutos después a charlar con los 16 periodistas españoles presentes, EL PAÍS le preguntó si se había confesado también él:

-"Yo hace tiempo", respondió sonriente, "que estoy reconciliado".

-"¿Y confesado también?"

-"Bueno, en realidad yo estaba dentro cuando habló el Papa y no pude escuchar lo que les dijo", puntualizó con humor.

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