Refaat el Sayed

Hace cuatro años fue galardonado con el título de hombre del año por un programa informativo de la televisión, se le consideraba uno de los hombres más ricos de Suecia y su nombre fue noticia en las publicaciones económicas del mundo. Hoy se encuentra en una cárcel de Estocolmo, después de haber sido condenado a una pena de cinco años por una serie de delitos económicos de fraude. El Sayed no está de acuerdo con la decisión del tribunal, ya que considera que han jugado factores políticos, no sólo por su origen tercermundista, sino por su ideología izquierdista. Refaat el Sayed, un emigrante egipcio de poco más de 40 años, que hace 25 repartía diarios en las madrugadas suecas, a fines de los años setenta compró Fermenta, una empresa productora de penicilina, por menos de 800 millones de pesetas y pocos años después estaba valorada en 140.000 millones. El punto culminante en la carrera de El Sayed lo alcanzó en 1986, cuando, con el jefe de Volvo, Pehr Gyllenhammar, anunció su participación conjunta en la mayor empresa de productos bioquímicos de Suecia.

La primera sombra en la ascendente carrera de El Sayed fue la denuncia de que los desechos de su fábrica envenenaban el medio ambiente. El mismo articulista de la denuncia agregaba que el título de doctor en Química con que se le designaba nunca le había sido otorgado. El Sayed confesó: "Yo no soy doctor, ni en Upsala ni en Estados Unidos. Yo soy un hábil empresario". De ahí en adelante la caída fue tan vertiginosa como había sido el ascenso. El negocio con Volvo quedó en la nada. Las acciones de Fermenta cayeron vertiginosamente y se paralizó su comercialización. La justicia tomó cartas en el asunto y fue procesado. En el juicio, el 25 de mayo, la acusación solicitó al tribunal la prisión preventiva de El Sayed. De la sala del tribunal pasó directamente a la cárcel. Con lágrimas en los ojos, El Sayed declaró: "Lucharé hasta el final por mi libertad, pero, encerrado, poco podré hacer para defenderme".