Un donjuán con bisoñé
Dionisio Rodríguez Martín, un cuarentón de 1,83 de estatura, bisojo y con una pronunciada calvicie, es aparentemente la imagen opuesta a la de un play boy. Pero quienes mejor le conocen aseguran que Dionisio es todo un donjuán, al que no se le resiste ninguna mujer.Rodríguez Martín se casó cuando aún no había cumplido los 20, tras dejar embarazada a su novia. El matrimonio fracasó, pero él no cayó en la desolación, porque Ias mujeres se le daban como rosquillas", según un camarero del pub Adam's Appel, en la avenida del Mediterráneo, donde acudía prácticamente todas las noches desde hace 10 años.
La mayoría de los clientes del citado local conocían a Dionisio Rodríguez por el nombre de Raúl. Ahora recuerdan que tomaba invariablemente uno o dos whiskys de la marca Passport y que era raro el día que no ligaba con alguna chica. "Más de una le dejó dinero prestado", dice uno de ellos.
Dionisio trabajó como representante de charcutería y de papelería. En 1980 ingresó como vigilante en Candi, pese a que la mayoría de sus vecinos pensaba que no duraría mucho en este trabajo debido a su afición a la vida nocturna.
El ahora delincuente fue guardaespaldas de Antonio Vicente Mosquete, director general de la ONCE, quien murió al caer por el hueco de un ascensor en junio de 1987. También trabajó como escolta de un alto directivo del Banco Central y de algunos líderes políticos, pese a que la ley prohíbe que las empresas de seguridad presten tales servicios.
Juego de postizos
Dionisio ocultaba su calvicie mediante un bisoñé. Tenía tres postizos, que semanalmente llevaba a arreglar a una peluquería de la calle del Alcalde Sainz de Baranda, cerca de su casa. El vigilante usa gafas oscuras para disimular su estrabismo en el ojo izquierdo.
Cuentan en su barrio que Rodríguez había pedido presupuesto a un amigo manitas para que le fabricara una cama giratoria y un juego de luces adecuadas para un dormitorio de atmósfera excitante.
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