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CICLISMO / TOUR DE FRANCIA

Fignon asusta a Delgado con una escapada fallida

Luis Gómez

LUIS GÓMEZ, ENVIADO ESPECIAL, Vincent Barteau se adjudicó la etapa del bicentenario, el día en que el Tour terminaba en Marsella por primera vez en los últimos 18 años. Barteau estaba naturalmente feliz, casi tanto como cuando fue líder durante unos días en 1984. Quienes acabaron con cara de circunstancias fueron todos los favoritos. Sin exclusión. Están alarmados, no hay duda, porque la carrera carece de control, y la escapada del dúo Fignon-Mottet resultó increíble y sorprendente. Aquello iba en serio, y llegó a asustar a Pedro Delgado, sin equipo que le ayudase, y a los españoles, pero acabó en nada. El corredor segoviano, a pesar de todo, recibió una desagradable noticia: la penalización de 10 segundos por recibir avituallamiento en una zona no reglamentaria, que le coloca ahora a 3.03 minutos del líder.

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¿Cómo es posible que Fignon y Mottet consoliden una escapada durante 40 kilómetros en una etapa llana? La jornada de ayer, entre Montpellier y Marsella, provocó esta pregunta. Era una etapa de transición, ni larga ni corta, presidida por un fortísimo calor mediterráneo, decorada bajo un ambiente festivo, el propio de la fiesta nacional francesa, coincidente además con la celebración del bicentenario de la revolución. No era un día para grandes sorpresas. Todo lo más, para que se la disputaran entre algunos franceses, pero no entre Mottet y Fignon, naturalmente.Un ligero viento de costado, la hora de la comida (los corredores terminaban de almorzar en esos momentos) y la propia abulia de un pelotón descontrolado sirvieron de excusa para que Mottet y Fignon saltaran de improviso con éxito. En esos momentos, el gran grupo se hallaba dividido en grupúsculos, como corresponde a una zona de viento.

Sorpresa

La acción de los dos líderes franceses pilló a Delgado, Lemond y Hamspten sin gregarios a su lado. El golpe de mano provocó tal sorpresa en un pelotón que tarda en tomar decisiones, que igualmente pasó tiempo hasta que se formó un grupo perseguidor con cierta coherencia. Delgado tomó el mando, acompañado por Lemond, pero sin más ayuda. Ambos llegaron a tomar incluso unos metros de adelanto sobre el grupo. Allí estaban en cabeza cinco corredores del PDM, cinco, que permanecieron impasibles a lo que sucedía. La escapada alcanzó los 45 segundos de diferencia y provocó la euforia colectiva en seguidores y comentaristas franceses. Era demasiado bonito verles juntos en cabeza para creérselo. Era la forma ideal de conmmemorar el bicentenario.

La escapada permaneció controlada durante largo tiempo. "No podía ir a más", dijo Delgado en la meta, "porque nuestro esfuerzo era suficiente". La escapada duró lo que quiso el PDM quien, cuando tomó la cabeza del grupo perseguidor, la neutralizó en un santiamén. "Sigo sin entender qué es lo que hace el PDM", manifestó Lejarreta, el único español aparte de Delgado en el grupo de favoritos. Lo que hace el PDM no lo entiende casi nadie.

La etapa, por tanto, significó un buen susto para Delgado, que se encontró desamparado por primera vez en este Tour. Todo su equipo se quedó atrás descolgado. Induráin y Rodríguez Magro lograron enlazar con el primer pelotón, pero ya cuando la escapada había sido neutralizada. Los seis restantes llegaron con 1. 10 minutos de retraso en un segundo grupo.

Nadie controla la carrera y ello empieza a provocar nervios entre los favoritos. Ayer llegaron a la meta visiblemente cansados y con cara de pocos amigos. Habían realizado un esfuerzo excesivo en una jornada de transición, y en el Tour los esfuerzos pasan factura. "Cada vez les veo más nerviosos a todos", apuntó el sabio Lejarreta, dispuesto a sacar todo el provecho posible de estas circunstancias. Todo, sin embargo, se centra en una cuestión, ¿qué hace el PDM?

La propia Prensa holandesa responde a la pregunta. "El problema del PDM es el de un equipo sin jefe de filas y cuyo director (Gisberts) es un hombre de carácter débil", señala un periodista. "Gisberts es un técnico que da excesiva libertad a sus corredores y nunca ha sido un buen estratega. La táctica del PDM en el llano ha sido nefasta".

Gisberts, sin embargo, parece tener sus argumentos para hacer lo que hace. Unos días atrás, el técnico del PDM manifestó: "Uno de mis espías en el Super U me ha comentado que Fignon no se siente seguro cara a los Alpes e intentará un golpe de mano antes de la cronoescalada. Nosotros estaremos preparados para ello". Esta frase quedaría confirmada, parcialmente, por los hechos -efectivamente, Fignon ha atacado antes de llegar a los Alpes-, pero no por la actitud un tanto diletante del PDM.

El PDM

Jansen, manager del equipo, apunta un tercer argumento: "Todo el mundo habla del PDM, pero lo que no vamos a hacer nosotros es ayudar a Fignon, a Lemond o a Delgado. Nosotros seguimos esperando a los Alpes y creemos que la carrera, tal como va puede sufrir un vuelco en esas etapas". Otros especialistas se inclinan por la falta de un verdadero jefe de filas:"Theunisse defiende su liderato en la montaña y Kelly el jersey verde. El problema es que ninguno de ellos se siente demasiado seguro de poder ganar el Tour. Rooks es un hombre de carácter débil y Alcalá no es un jefe,". Jansen apuesta por los Alpes y sentencia: "Delgado es el favorito, pero aún no ha ganado el Tour".

El PDM se ha convertido en árbitro de la situación, pero en un árbitro que no toma decisiones, que deja hacer y deshacer, que maniobra aparentemente a destiempo. Si un equipo como éste no se impone -es el único que ha mantenido una superioridad numérica sobre los demás en todas las circunstancias-, la carrera puede quedar abierta a cualquier sorpresa. Hoy puede haber un tercer salto, un tercer acuerdo entre escapados. Los nervios afloran. El Tour sígue sin ganador.

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