Inés de la Fressange

Inés de la Fressange, la modelo número uno de Chanel, será la Marianne de los años noventa. Y, sin embargo, no celebrará hoy el bicentenario de la Revolución Francesa en París. Estará en Montecarlo para asistir al cóctel de inauguración de una nueva tienda de Chanel. De la Revolución, lo que más valora son los derechos humanos. "Encuentro un poco amoral todo ese dinero gastado en las fiestas", ha declarado recientemente en una entrevista al semanario Paris Match.Con Inés de la Fressange como modelo, Marianne, el busto que representa la imagen de la República Francesa, tendrá rostro de chiquilla graciosa, después de la exuberancia de Brigitte Bardot, la belleza serena de Catherine Deneuve, la tristeza de ruiseñor de Mireille Mathieu o el clasicismo señorial de la periodista televisiva Anne Sinclair, la mujer más deseada por los franceses.

Como demuestra su ausencia hoy en París, un día importante para la República Francesa, el papel de Inés de la Fressange, de 31 años, en la casa Chanel no se limita a su trabajo de maniquí. Ella participa en reuniones, opina sobre los maquillajes, visita las fábricas, presenta los nuevos productos o elige los tejidos que luego se prueba. Desde hace cinco años tiene un contrato en exclusiva con Chanel y es la primera maniquí francesa que ha conseguido algo semejante. Si le gusta su trabajo es precisamente por esas múltiples actividades que conlleva, ya que considera la simple profesión de maniquí como algo nada creativo y poco interesante.

Hija de un arruinado marqués de la Fressange y una mujer de origen argentino, empezó su carrera con sesiones de fotos, pero no fue nada fácil, A los 19 años, cuando estudiaba historia del arte en la Escuela del Louvre, se presentó en una agencia con el objetivo de ganar dinero rápidamente. Le dijeron que no sería nunca maniquí porque tenía las cejas demasiado espesas, pero finalmente consiguió una sesión de fotos para la revista Elle. Desde entonces hasta la llegada a la cúpula de Chanel, Inés de la Fressange reconoce que su tarrera se ha visto favorecida por el cambio radical en los gustos que llegó con la década de los ochenta, la vuelta al individualismo, a la elegancia y al lujo.

Pero la elección para representar a Marianne la ha sorprendido porque no se creía tan popular como para eso, debido a que no ha hecho publicidad y tampoco ha ocupado continuamente las portadas de las revistas de moda. Cuando la eligieron como Marianne de los noventa, Inés de la Fressange declaró que era un honor para ella representar a su país, a la República y a la libertad. Y añadió: "Mi héroe es Napoleón".

Le guste o no, forma parte del todo París, como lo demuestra el hecho de haber figurado entre los exclusivos invitados a la reunión que el presidente soviético, Mijail Gorbachov, mantuvo a principios de este mes en el gran anfiteatro de la Sorbona, de París, con estudiantes e intelectuales franceses.

Inés de la Fressange vive en un apartamento que da a los jardines del Palais Royal con su compañero, Luigi, con quien espera casarse, y con un perro, Jimmy. Y pese al atractivo que despierta su profesión en infinidad de mujeres, confiesa que lo que más desea es ocuparse de su marido y de su casa, y tener niños.