El holandés Hermans gana el primer 'sprint'
El holandés Matheu Hermans, del equipo español Paternina, es el primer velocista que obtiene el triunfo en una llegada masiva. Para ello han tenido que ocurrir un par de circunstancias afortunadas: que el belga Dhaenens, del PDM, cayera al suelo a medio kilómetro de la meta y que la mitad de los sprinters dedicaran el día de ayer a buscar la forma más rápida de volver a casa, puesto que el anterior habían quedado eliminados. La Prensa francesa elogia la progresión de Delgado y el Kelme ha batido un récord al perder ayer a los dos corredores que le restaban: Parra y Roncancio.
El Tour es generalmente una carrera larga; a veces, terriblemente larga, capaz de agotar incluso al espectador. Y hay tiempo para todo, para que Delgado suba 194 peldaños en la clasificación en diez días, para que el Kelme se quede sin elementos y para que el Paternina recobre su razón de ser.Parra fue el primer protagonista de la jornada. Ya antes de tomarse la salida, las cámaras prestaban atención a su caso y al del Kelme por añadidura, un equipo con más automóviles en la carrera que ciclistas. "Tenía mucha ilusión por este Tour", manifestó el colombiano, "pero, moralmente, estoy muy decaído en estos momentos". Parra comenzó a tener dificultades en un puerto de tercera categoría. Se quedó descolgado y su único gregario, Roncancio, hubo de acompañarle. La carrera de estos hombres se asemejó a una procesión fúnebre,
paso lento, mientras el pelotón ampliaba su ventaja ostensible mente. La distancia se hizo tan grande, cercana a los ocho minutos, que ambos decidieron retirarse para evitar la vergüenza de llegar fuera del control. Parra adujo molestias en la rodilla izquierda como justificación. "No podía más", dijo; "prefiero prepararme para lo que queda de temporada".
La retirada de Parra dejó sin elementos al director del equipo Kelme, Rafael Carrasco, quien pasa a la condición de espectador de la prueba, suponiendo que resiste hasta Paris. El abandono de Parra dejó también a Carrasco en evidencia. Un par de horas antes había manifestado en público: "Tengo una fe ciega en Parra. Sé que hará cosas importantes en los Alpes y que está capacitado para llegar entre los diez primeros a París". O Carrasco no estaba informado de las condiciones físicas de su corredor o éste no le informó correctamente sobre este punto. El Kelme ya no dará más que hablar en la carrera. Su caso no tiene precedentes en el Tour.
La otra historia de la etapa llegó al final, apenas en el último kilómetro, cuando el belga Dhaenens, del PDM, lanzado en pos de la victoria, dio la impresión de tener capacidad y potencia suficiente como para evitar un sprint del pelotón. Pero Dhaenens derrapó a medio kilómetro de la meta y se tuvo que apartar a la cuneta para evitar que sus colegas le arrollasen. Un accidente permitió que los velocistas dirimieran sus cuitas, pero ¿qué sprinters?.
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