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El capote de San Fermín

Hay amores que matan. Y el de los sanfermines es uno de ellos. Esta pasión, como todas las que cuentan, es inexcrutable para las miradas que no sean cómplices con esta fiesta ritual y colectiva, sin protocolo pero con reglas. Una fiesta que contiene en sí misma muchas fiestas, tantas como itinerarios posibles en una ciudad abierta a la euforia durante una semana.Un redactor de EL PAÍS, Javier Martín, pamplonés de 34 años, que confiesa su pasión por estas fiestas y asegura haber vivido tantos sanfermines como años recuerda su memoria, ha conseguido algo poco corriente en la capital del viejo reino: unir a todas la fuerzas políticas del Ayuntamiento. El motivo de tal unión ha sido condenar un artículo de Javier Martín sobre los sanfermines publicado el pasado domingo en la sección de Viajes.

La Comisión de Gobierno del Ayuntamiento, en la que están representados los partidos Unión de¡ Pueblo Navarro (UPN), PSOE, CDS y Eusko Alkartasuna, entendió que el artículo era una "ofensa explícita al pueblo de Pamplona" y acordó exigir "una satisfacción pública en el mismo medio que venga a desmentir las expresiones vertidas en el mencionado artículo". Además, los ediles señalaban que en caso de que la "ciudad de Pamplona no obtenga tal satisfacción se negará acreditación a los representantes del diario EL PAIS ante el Ayuntamiento de esta ciudad".

El alcalde de la ciudad, Javier Chourraut, de UPN, dijo al ombudsman que las dos fuerzas políticas no presentes en la comisión -PP y HB- habían dado su apoyo a este acuerdo.

Javier Martín confiesa su sorpresa" por haber desencadenado una protesta de tales dimensiones entre los políticos del Ayuntamiento de su ciudad. "El artículo es una visión personal y pasional, con todos sus claroscuros y contradicciones, de una de las fiestas más auténticas que existen, como creo que quedó reflejado en el artículo. Considero que los políticos municipales han interpretado mal lo que yo escribí. Evidentemente, si todo fuera tan negativo y ofensivo en el artículo como dice el Ayuntamiento en su acuerdo, yo no iría cada año a las fiestas de San Fermín -éste también-, ni me divertiría como me divierto en los tendidos de sol con las peñas". "A tenor de la reacción del Ayuntamiento", añadió, "me veo obligado a rectificar algo que mantenía en mi artículo. Yo creía que con ocasión de los sanfermines se podía hacer de todo. Me he equivocado. Se puede hacer de todo menos escribir de Pamplona desde fuera".

El artículo, con más pretensíón literaria que informativa -pese a estar presentado como información a los lectores-, se presta a una lectura literal que puede herir algunas susceptibilidades, incluso municipales.

Francisco Basterra, subdirector de la edición dominical, explicó que al publicar el artículo en la sección dominical de Viajes "no se pretendía ofrecer al lector una visión convencional de unas fiestas que son conocidas en el mundo entero. Se eligió la vía de un testimonio personal, de un habitual de las fiestas, que dio una visión subjetiva y, por tanto, discutible".

El ombudsman, que como el autor de¡ polémico artículo confiesa su pasión por Pamplona y los sanfermines, considera lamentable que el Ayuntamiento de esa ciudad haya decidido negar acceso a los periodistas de EL PAIS a los puestos reservados a la Prensa durante los encierros por estar en desacuerdo con un artículo aparecido en las páginas de este diario. Adoptar ese tipo de represalias contra un medio de expresión es tarea inútil. Que el capote de San Fermín, que tantos quites hace, nos salve de¡ castigo. Hubiéramos preferido el capón de un kiliki.

Pasión por la lengua

Los periódicos son blanco habitual de las críticas de los lingüistas profesionales y aficionados. En la mayoría de los casos tienen razón. El lenguaje oral, con sus imperfecciones y barbarismos, se adhiere al oído de los periodistas como el aceite a las manos de los mecánicos. Sin embargo, el celo -bienvenido sea- empuja a veces a sospechar de adulterio donde no lo hay. Un ejemplo de ello es la carta al director publicada el pasado 6 de julio. Un lector de Zaragoza y tres más se quejaban al director de un titular supuestamente incorrecto que habría incurrido en el habitual defecto del dequeísmo. El titular era EE UU informa sin protestar de que China ha expulsado a otros catorce norteamericanos, y los lectores pedían, cariñosamente, un tirón de orejas para el encargado de revisar los titulares.

Alex Grijelimo, redactor jefe de Edición y Formación, fue quien revisó y retocó el titular. "Efectivamente, el dequeísmo -'creo de que', 'le pidió de que'- es un defecto extendido entre quienes no conocen bien nuestro idioma", explica Grijelmo. "Pero la eliminación de este error no debe conducir al exterminio de la fórmula de que. Por ejemplo, es correcto escribir: 'Estoy seguro de que', o 'no tenía ni idea de que', o, efectivamente,'EE UU informa de que'. En algunos verbos castellanos rige la preposición de, que ha de mantenerse en la formación de subordinadas completivas. Éste es el caso. Para más información, los interesados pueden consultar la página 232 del Diccionario de dudas del lingüista Manuel Seco; la página 130 del Manual del español urgente, editado por Efe; o el artículo firmado en este periódico por Agustín García Calvo, catedrático de Latín, el 30 de marzo de 1986".

"No obstante", añade Alex Grijelimo, "alegra ver que los lectores siguen preocupados por la defensa del patrimonio cultural común que es nuestra lengua. Desde la aparición del primer número de este diario se han publicado cerca de 600 cartas sobre problemas del idioma, contabilizadas por el lingüista alemán occidental Franz Lebranft, quien elabora actualmente un estudio sobre los cuidados que recibe el castellano".

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