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Adolfo Suárez reúne en secreto a 200 dirigentes regionales para analizar el fracaso electoral del CDS

Anabel Díez

La dirección del Centro Democrático y Social (CDS), transcurridas dos semanas desde las elecciones al Parlamento Europeo, ha confirmado sus temores sobre la desidia que ha caracterizado a sus militantes durante la campaña electoral y que ha puesto de manifiesto la fragilidad de la organización. El líder del CDS, Adolfo Suárez, comenzó ayer una ronda de reuniones que pretenden ser secretas en Madrid con todos los dirigentes locales y regionales. Las reuniones se prolongarán durante el mes de julio y de ellas puede salir la convocatoria de un congreso para el otoño.

Los dirigentes centristas consultados por este periódico aseguran que todavía es prematuro intentar adivinar qué cambios pueden experimentarse en el partido con vistas al otoño hasta tanto no concluyan las reuniones que Adolfo Suárez mantendrá todos los sábados y probablemente domingos de este mes don los dirigentes locales y regionales. Este periódico pudo saber que ayer fueron citados en la sede central de Madrid unos 200 dirigentes del CDS pertenecientes a las organizaciones de Madrid, Asturias y Castilla y León. Las medidas de seguridad establecidas, dado el carácter reservado que quieren imprimir a estos encuentros, hicieron imposible captar gráficamente la reunión, que presidieron Adolfo Suárez y José Ramón Caso.Tanto dirigentes nacionales como provinciales y regionales tienen motivos para la autocrítica e incluso para el reproche mutuo. El secretario general del partido, José Ramón Caso, ha tenido que escuchar críticas por la debilidad organizativa, que se ha revelado con toda su crudeza en las pasadas elecciones. Muchos han hablado incluso de "abandono" de las organizaciones territoriales por parte de la dirección, que no han podido hacer frente ni por estructura ni por mensaje político a la bien engrasada maquinaria electoral socialista.

Las críticas no sólo han ido hacia Caso, sino también hacia el propio Adolfo Suárez por sus prolongados silencios. La última ausencia no entendida por dirigentes de su partido fue el pasado miércoles, en el Congreso, cuando compareció el presidente del Gobierno, Felipe González, para explicar los resultados de la cumbre comunitaria. Fuentes oficiales del partido indican una vez más que la situación va a cambiar y que Suárez tiene previsto hacer más apariciones públicas y acudir al Parlamento.

Desde la dirección también hay motivos de reproche hacia las organizaciones territoriales por el escaso entusiasmo que han puesto en estas elecciones, que se plasma gráficamente con la acumulación de carteles electorales que descansan inútiles en las sedes y que nadie se encargó de pegar.

Un dirigente del partido dijo a este periódico que de las elecciones había extraído una enseñanza: "En el partido no hay disciplina, y los militantes, cuando algo no les gusta, no forman algaradas, simplemente se quedan en casa".

Estas fuentes indicaron que no sólo hay debilidad en la organización, sino también en los votantes, ya que, según sus datos, el electorado habitual del CDS es el que más se ha abstenido en estos comicios. Movilizar el partido ante las próximas elecciones legislativas es la tarea prioritaria que Adolfo Suárez se ha impuesto, sin olvidar que un inconveniente fundamental de su fuerza política es que fuera de Madrid no hay liberados, es decir, personas que se dedican plenamente a trabajar en el partido de forma remunerada, y no como ahora, que tienen que dedicarse a hacer partido cuando salen de sus trabajos.

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Esta circunstancia ha pesado como una losa en esta campaña y en José Ramón Caso, que ha tenido que limitar notablemente su grado de exigencia, por lo que las responsabilidades en el fracaso electoral están muy repartidas.

En el CDS se repite obsesivamente que el tratamiento informativo que hizo TVE de su campaña le ha perjudicado notablemente al mostrar en imagen únicamente ente las réplicas a las diatribas del PSOE y nunca un mensaje positivo o de contenido propio, mientras que los socialistas repetían por doquier que "votar a Suárez era votar a Fraga". En realidad el mensaje socialista era tan machacón y persistente en ese sentido que fue difícil para cualquier medio de comunicación no destacar esa consigna socialista que repetían los dirigentes nacionales y hasta el último responsable de agrupación socialista.

A pesar de que los centristas se defendían con el argumento de que los pactos con el Partido Popular se limitan exclusivamente a cuatro lugares y que el PSOE tenían pactos en otras partes desde con el PP hasta con los propios socialistas, lo cierto es que los dirigentes populares no ayudaban mucho.

Dirigentes del CDS reconocen, aunque no lo hacen públicamente, que tanto daño como el PSOE les hizo el PP al repetir que la unidad del centro-derecha era lo que abría el camino para formar "una nueva mayoría".

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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