Rosas y espinas
A mediados del próximo mes, la reforma bursátil traerá consigo, entre otras cosas, el fin del mercado a crédito. Puede asegurarse que en medios del parqué barcelonés este aspecto se considera como el final de un tipo de operaciones que empezaron a ser un camino de espinas el funesto 17 de octubre de 1987 -fecha del crash mundial-, y mucho más por el hecho de que antes había sido un camino de rosas. Los saldos vivos en el mercado de las operaciones a crédito demuestran que la inversión más inestable y especulativa se ha puesto a cubierto con mucha antelación. Hay que añadir, claro, que con la reforma del sistema el crédito desaparece, pero los descubiertos no prescriben.
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