El apartamiento voluntario de Núñez provoca tensiones en el Barcelona

Desde que fue reelegido presidente del Barcelona, Josep Lluís Núñez ha reducido conscientemente su protagonismo en los actos oficiales, delegando el poder ejecutivo en sus vicepresidentes. Esta actitud ha desencadenado serias discrepancias entre directivos, sobre todo por el poder que aglutina el asesor presidencial Joan Gaspart. Esta disparidad de criterios se ha hecho evidente sobre todo en la reorganización del fútbol base, mientras que en la comisión económica existe unanimidad en buscar nuevos recursos de liquidez ante la falta de dinero en su tesorería.

Núñez señaló ayer a este diario que 11 años de presidencia le han servido para "saber estar" en su puesto. "He aprendido mucho", matizó, "y he llegado a la conclusión de que no debo estar en primera fila". Pretende con esta estrategia frenar el desgaste sufrido durante su mandato. "Formé un equipo de colaboradores que ejecutan mis órdenes y me informan de todo lo que sucede en el club", añadió, "y puedo decir que, hasta el momento, estoy muy satisfecho y tranquilo".

Esta actitud de Núñez, que últimamente se ha limitado a presidir actos protocolarios u oficiales, ha supuesto que su asesor Gaspart se convirtiera prácticamente en el máximo mandatario del club, como se ha comprobado recientemente en los traspasos de Carrasco y Lineker y en su mediación por intentar que Cruyff y el vicepresidente Josep Mussons llegaran a un acuerdo para la reorganización del fútbol base.