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A recoger las botas

"Le traje hace 18 años con las botas y he venido a recogerlas", comentó ayer el padre de José Antonio Camacho, que se sentía tan emocionado como su hijo o quizá más. El propio Camacho confesó que se había conmovido de manera especial cuando recogió el trofeo de campeón de la Liga y el público coreó su nombre. "Estoy seguro de haber tomado la decisión oportuna en el momento oportuno. No me arrepiento de dejar el fútbol ahora", adujo, aunque enseguida matizó: "Bueno, aún me quedan dos partidos más, ¿no?". Se refería a la final de la Copa del Rey, el próximo viernes, en el estadio Calderón, frente al Valladolid, y al de su homenaje, en septiembre y, posiblemente, con la presencia del Milán, el verdugo del Real Madrid en la última edición de la Copa de Europa, en el Bernabéu."Me siento orgulloso"

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"Me siento orgulloso de todo", explicó Camacho. "La verdad es que no quepo dentro de mí mismo por la satisfacción. Estos instantes son muy importantes", añadió para recordar cómo Ramón Mendoza, el presidente, le había abrazado mientras le decía al oído: "Estoy muy contento porque te mereces todo esto, te lo mereces todo".

Precisamente, Mendoza vino a glosar la figura y la trayectoria de Camacho: "Ha constituido un caso único en el fútbol porque, entre otras razones, ha sido más veces [81] internacional que ningún otro jugador. Siempre supo reaccionar contra las lesiones, alguna de ellas muy grave, y fue capaz de jugar a fondo pese a tener la cabeza ensangrentada. Ha sido disciplinado y lo ha dado todo por el club. Desde luego, su ejemplo debería ser seguido por los jugadores de las nuevas generaciones".

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