300.000 millones en juego

El vacío de competencias de la Comunidad de Madrid se nota como en ningún otro sitio en la Asamblea, un órgano de vida lánguida que dedica gran parte de su tiempo al fogueo de interpelaciones, mociones y proposiciones no de ley. En los dos últimos años no ha podido articular ni media docena de leyes.

Así las cosas, la capacidad de maniobra del Partido Popular y del CDS (que suman 47 de los 96 votos de la Asamblea) queda reducida a una sola e importante batalla que está a la vuelta de la esquina: los presupuestos regionales.

El presupuesto de este año, pactado entre el PSOE e Izquierda Unida en noviembre de 1988, salió finalmente adelante gracias a la abstención de los dos diputados del Grupo Mixto y al apoyo parcial del CDS.

El próximo año, si no cambian las tornas, la negociación va a ser muy dificil, si no imposible. Y lo que se juega es nada menos que el destino de unos 300.000 millones de pesetas.

Boicoteo a Leguina

De momento, el Partido Popular y el CDS han anunciado su intención de boicotear todas y cada una de las propuestas del Gobierno regional. Además, el Grupo Mixto se ha resquebrajado y el diputado José Luis Ortiz se ha unido a la coalición de centro-derecha.

Y por si fuera poco, el grupo parlamentario de Izquierda Unida ha marcado también distancias con respecto a Joaquín Leguina y no parece dispuesto a renovar este año el pacto de los presupuestos. Aun así, sus siete votos y el del diputado Nicolás Piñeiro no serían suficientes para sacar adelante la ley de presupuestos.

El presidente regional afirmó el miércoles que aún queda mucho para la próxima batalla. El consejero de Hacienda, Luis Alejandro Cendrero, apuntó tras la moción de censura una solución salomónica: la prórroga automática de los presupuesto en vigor para este año. "Técnicamente es posible, aunque supondría ciertas dificultades", afirmó.