_
_
_
_

'La Piraña'

Curtis Strange se reafirma como la gran alternativa del golf norteamericano

El virginiano Curtis Strange se ha reafirmado como la gran alternativa del golf norteamericano en los ochenta. Sus dos triunfos consecutivos en el Open de Estados Unidos le erigen como el más fuerte oponente a los extranjeros que dominan este deporte, Severiano Ballesteros, el inglés Nick Faldo y el australiano Greg Norman. Conocido como La Piraña -apodo que, al parecer, le debe a Lee Treviño-, porque muerde en los torneos que se ponen a su alcance, ha sustituido a Tom Watson tras la estela dorada de Jack Nicklaus. Su reto es ganar también el Open Británico, el grande europeo.

Nicklaus, El Golfista del Siglo, y Treviño tienen 49 años; Raymond Floyid, 46; Watson y Tom Kite, 39; Ben Crenshaw, 37... El relevo generacional se impone. Strange, el líder en 1985, 1987 y 1988 del tour USA, en el que ha acumulado en doce temporadas y media unas ganancias de 4.786.548 dólares -sólo le superan Watson, Nicklaus y Kite-, ha llevado una trayectoria firme, pero poco espectacular, hasta el año pasado. A pesar de su calidad, siempre se le reprochaba el detalle de que no se hubiera impuesto en una competición del Grand Slam. Cuando obtuvo su primer Open de Estados Unidos, respiró, aliviado, y dedicó la victoria a su padre, fallecido siendo él un muchacho. Cuando ha obtenido el segundo, ya sin complejo alguno, se la ha dedicado a sí mismo; a su mujer, Sarah, y a sus dos hijos Thomas y David, a los que él considera su equipo.Strange es denominado por sus colegas como La Piraña, al parecer por ocurrencia de Treviño. Con este apelativo se quiere simbolizar su capacidad para morder en los certámenes que se ponen a su alcance en el último recorrido. Quizá sea porque posee algunas de las cualidades que exigen la pesca y la caza, sus dos aficiones favoritas, como, por ejemplo, la paciencia para no precipitarse y el oportunismo para afinar la puntería, o quizá no sea por eso, pero la cuestión es que su triunfo en Rochester (Nueva York) fue toda una demostración de seguridad a la espera de que sus adversarios -Kite y Scott Simpson, al principio, y el japonés Masashi Ozaki, después- fuesen cayendo por el propio peso de sus fallos. "Me encanta vencer yendo de par en par. Podría pasarme días enteros haciendo pares", confesó.

El golf norteamericano le mira ahora como a su máximo exponente, el que puede derrotar a los extranjeros encaramados a lo alto de la clasificación mundial, Ballesteros, Faldo, Norman e incluso el escocés Sandy Lyle, por más que éste se halle en crisis. Su reto es ganar también el Open Británico, el grande europeo, que en sus últimas cinco ediciones se han adjudicado precisamente Ballesteros, Lyle, Norman, Faldo y, de nuevo, Ballesteros. Desde que Watson se lo anotase por quinta vez en 1983 -las anteriores, en 1975, 1977, 1980 y 1982-, Estados Unidos lo echa muy en falta.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_