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La Caixa y Caixa de Barcelona negocian desde hace tres meses la mayor fusión de la historia de España

Andreu Missé

, La Caja de Pensiones para la Vejez y de Ahorros de Cataluña y Baleares (La Caixa) y la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Barcelona (Caixa de Barcelona), primera y tercera entidades de ahorro del país, respectivamente, están negociando desde hace tres meses su posible fusión. La caja resultante constituiría la entidad líder del sistema financiero español, con unos recursos ajenos de 3,6 billones de pesetas, por delante del Banco Bilbao Vizcaya. La capacidad de desarrollo generada por una afloración de reservas de 200.000 millones de pesetas, las situaciones gerenciales de ambas cajas y la aplicación de la nueva legislación sobre órganos rectores constituyen algunas de las razones de la fusión, según sus estrategas. Ambas partes ya han consensuado la cúpula de la nueva entidad: Juan Antonio Samaranch, presidente; Josep Joan Pintó, presidente segundo, y Josep Vilarasau, director general.

El proceso negociador fue iniciado en el pasado mes de marzo, antes de las vacaciones de Pascua. El primer contacto lo realizaron Ricard Fornesa -secretario general de La Caixa- y Enric Alcántara, vicepresidente de Caixa de Barcelona. Ambos son abogados del Estado y personas de la máxima confianza de los hombres fuertes de cada entidad, Josep Vilarasau (director general de La Caixa) y Josep Joan Pintó (presidente de Caixa de Barcelona y también de la Confederación Española de Cajas de Ahorro, CECA).Fornesa y Alcántara se sondearon mutuamente sobre las posibilidades de una fusión, después de que las conversaciones mantenidas por Caixa de Barcelona con Caixa de Catalunya llegaran a un final insatisfactorio. Ambos juristas enfocaron las cuestiones estratégicas de la eventual fusión, particularmente la problemática legal.

Llegaron a la conclusión compartida de que el momento adecuado era antes del inicio de las vacaciones de verano, ya que el proceso de renovación de los consejos se inicia ahora mismo. La oportunidad del momento, concluyeron, es inmejorable. Si la nueva entidad se constituyera ahora, la redacción de estatutos a que obliga la nueva ley -publicada en el Diari Oficial de la Generalitat de 31 de mayo- y la consiguiente elección de consejeros se haría para una sola caja.

Si se esperase más, cada caja haría ese proceso por separado y, al final del mismo, se plantearía el espinoso problema de todas las fusiones: pedir a una parte de los consejeros que renunciasen a su cargo, lo que suele generar resistencias personales, a veces numantinas. Para este mes está previsto que la Generalitat apruebe el reglamento que desarrolla la mencionada ley , que concederá un plazo de seis meses para que las entidades elaboren los nuevos estatutos.

Las autorizaciones

La inmediatez de estos plazos es lo que aconseja a los protagonistas del proyecto actuar con celeridad: los actuales consejeros pueden aprobar fácilmente la fusión en sus últimos días de mandato, sin menoscabo para su estatus, ya en fase terminal.

Otros aspectos formales de la operación son los relativos a las autorizaciones. La sentencia del Tribunal Constitucional sobre cajas de ahorros de 22 de marzo de 1988 confirmó la competencia autonómica sobre las fusiones de cajas. Las entidades implicadas consideran que la Generalitat de Cataluña es favorable a una operación de este tipo, que consolida un gran conglomerado financiero autóctono: la entidad resultante ostentaría una cuota del 70% del total de las cajas catalanas (3,6 billones sobre 5,1 billones de pesetas, a final del primer trimestre de este año).

Al mismo tiempo, corresponde al Gobierno central, concretamente a Economía y Hacienda, la aprobación de las exenciones fiscales para la afloración de las cuantiosas plusvalías. También es preciso el visto bueno del Banco de España, dadas sus competencias generales sobre el sistema financiero y en el ámbito de la inspección. Las entidades que negocian su fusión consideran que el Gobierno y la autoridad monetaria la enfocarán positivamente, dada su postura general favorable a las fusiones bancarias, y su aquiescencia a la tendencia de las cajas de otras comunidades autónomas a fusionarse (Andalucía, País Vasco).

Otro elemento que favorece la convergencia de las dos entidades es la relativa debilidad interna de la actual estructura de la Caixa de Barcelona, que se traduce en la obtención de unos resultados relativamente exiguos en los últimos meses. Asimismo, la operación podría contribuir a diluir la problemática actual de La Caixa en relación con los polémicos seguros de prima única.

Pero la razón fundamental que alimenta las expectativas de fusión radica en el enorme aumento de la capacidad de maniobra que tendría la entidad resultante y la mejora de la solvencia que por sí sóla provocaría. Actualmente las reservas totales de ambas cajas ascienden, incluidas las de sus obras sociales, a 175.980 millones de pesetas (133.932 millones de La Caixa y 42.048 de Caixa de Barcelona). Con la fusión podrían aflorar plusvalías y reservas implícitas por valor aproximado de 200.000 millones de pesetas -en el escenario menos optimista-, lo que aumentaría los fondos propios hasta 375.000 millones de pesetas.

Caixa de Barcelona y La Caixa están presentes en el capital de distintas empresas, sobre to o de servicios; comparten una misma concepción estratégica de expansión por el territorio español y de presencia en la CECA; y han iniciado la diversificación internacional mediante acuerdos con otras entidades o, en su caso, adquisición de otras.

Un aspecto menos complementario de la fusión es la estructura de sus redes de oficinas, muy concentrada en un mismo territorio. Pero este problema es considerado menor, tanto porque Caixa de Barcelona está muy presente en la ciudad de Barcelona aunque menos en el resto de Cataluña -bien barrida por La Caixa-, cuanto porque la duplicación también se daba en una fusión como la de los bancos de Bilbao y de Vizcaya.

Encuentro en la cumbre

Estas primeras aproximaciones de los dos juristas ftieron analizadas en las últimas semanas de mayo al más alto nivel de las dos instituciones. A la reunión en la cumbre asistieron por parte de La Caixa, su presidente, Juan Antonio Samaranch; el director general, Josep Vilarasau; y el secretario general, Ricard Fornesa. Por Caixa de Barcelona estuvieron presentes el presidente, Josep Joan Pintó, y el vicepresidente, Enric Alcántara.

Del encuentro, celebrado en la planta noble de la sede de la Caja de Pensiones de la Diagonal barcelonesa, surgió una propuesta de fusión, inspirada fundamentalmente en las ideas de los anfitriones. El documento, sometido a revisión por la otra parte interesada, la Caixa de Barcelona, se contrastará con las conclusiones de esta última. Ambas partes albergan la intención de que, si el espíritu de aproximación inicialmente demostrado persiste una vez plasmado en los papeles, los consejos examinen el proyecto y su proceso se acelere en las próximas semanas.

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